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Fallece 'Copito de Nieve'

Los veterinarios aplican la eutanasia al único gorila blanco del mundo

Jacinto Antón

Copito de Nieve, el único gorila blanco del mundo, falleció ayer a las 6.40 tras serle administrada una inyección para poner fin a sus padecimientos, según informó el zoo de Barcelona, donde el primate ha pasado los últimos 37 años, la mayor parte de su existencia. Según aseguraron los responsables del parque, Copito, que padecía un cáncer de piel en su fase terminal, murió "sedado y sin sufrimiento".

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Los restos del gorila albino, un animal de celebridad mundial parangonable casi al legendario King Kong, serán entregados a los científicos para su estudio, y el material que carezca de interés para la ciencia será incinerado. En cualquier caso, los restos no serán exhibidos públicamente pese a que desde algunos círculos se reclamaba disecar al gorila. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, que rindió ayer tributo al gorila blanco calificándole de "un ciudadano muy especial", precisó que no habrá nada semejante a un funeral por el cuadrumano, ni una capilla ardiente. Anunció que, eso sí, a Copito se le dedicará una calle o plaza de la ciudad, y que se aprovechará su memoria para contribuir a la lucha por la supervivencia de su amenazada especie mediante la creación de premios y becas de investigación. Se ha realizado un molde de la cara, manos, pies y pecho del finado simio para erigirle, "en el futuro y si se cree oportuno", una estatua.

El gorila blanco, que ha tenido varias parejas, deja cinco hijos y siete nietos, el último de los cuales, nacido en septiembre pasado, aún no tiene nombre. Ningún descendiente ha presentado rasgos de albinismo.

Con la muerte de Copito, capturado por cazadores fang en 1966, cuando tenía entre dos y tres años, en la selva de Nko (Río Muni, Guinea Ecuatorial) y rescatado por el primatólogo Jordi Sabater Pi, se extingue un animal excepcional. Es cierto que era una aberración de la naturaleza, un ser teratológico, un monstruo en el sentido estricto del término. Pero su albo vellón -convertido ya en apropiado sudario- le había proporcionado una imagen tierna que encandiló a varias generaciones y le catapultó a la categoría de símbolo de toda una ciudad. Clos destacó ayer emotivamente esta circunstancia y manifestó que Copito ha formado parte de la "educación sentimental" de muchos niños y niñas.

Copito, Floquet, Snowflake o Nfumi Ngui, que por todos esos nombres fue conocido y así, con espíritu ecuménico, se le recordó ayer, vivió confinado en sus instalaciones del zoo si se exceptúan los dos años de la infancia en las selvas guineanas, el breve periodo en el centro de Ikundee con Sabater Pi, los 11 primeros meses de su estancia en Barcelona (cuando residió en el piso del Eixample del veterinario del zoo, Roman Luera -tuvo la suerte de viajar de vacaciones con la familia al Montseny y a Menorca-), algunos traslados médicos y una breve fuga en 1985, cuando unos gamberros abrieron la puerta de su recinto.

"Estamos muy apenados por su pérdida", declaró el alcalde en una multitudinaria rueda de prensa en el aviario del zoo, en la que los cantos de diversos pájaros exóticos ponían una nota pertinentemente celestial. Copito "había entrado en un proceso de su enfermedad que implicaba dolor y agonía dolorosa y, ateniéndonos a lo inevitable de su estado, se procedió anoche a la eutanasia".

Para apagar la vida del gorila blanco se siguió un "protocolo estándar", según relató el veterinario jefe del zoo, Jesús Fernández. Copito "no se ha enterado de nada", precisó el especialista. "Se le administró primero, a las 0.30, un sedante muy potente por vía oral, y luego, a las 6.00, una inyección de fuerte anestesia". Sólo entonces se procedió a trasladarlo a dependencias veterinarias del parque donde, a través de una vena, se le aplicó lo que el veterinario describe como un cóctel medicamentoso que actúa en la práctica como una sobredosis de anestesia. Copito falleció a las 6.40 de una manera "rápida e indolora", y "sin darse cuenta" de ello.

<i>Copito de Nieve,</i>  la pasada semana, en el zoo de Barcelona.
Copito de Nieve, la pasada semana, en el zoo de Barcelona.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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