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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Se aleja la recesión

La eurozona crece y es razonable suponer que, además de ese moderado avance en el PIB del 0,4% en el tercer trimestre (el mismo que el del conjunto de la Unión Europea) que se acaba de conocer, lo haga también en los próximos. Son datos que permiten asumir la previsión que para el conjunto de este año ha hecho la Comisión: una tasa de crecimiento del 0,8% en la UE y del 0,4% en la eurozona. La ya certificada recuperación alemana y francesa serán determinantes para dejar atrás las amenazas recesivas.

Los registros de crecimiento de las dos economías más importantes de la eurozona (responsables de la mitad del PIB agregado) en el tercer trimestre del año, dentro de su modestia, han resultado mejor de lo esperado: dos décimas para Alemania y cuatro para Francia. No son tasas de crecimiento que permitan anticipar una intensa recuperación en la zona, pero al menos avalan las presunciones de abandono del estancamiento en el que estaba inmersa y de aprovechamiento de ese horizonte de mayor crecimiento con el que se cuenta para el conjunto de la economía y del comercio mundial en el próximo año. Alemania abandona la recesión y Francia, a su vez, las amenazas de repetir una variación negativa más en su crecimiento trimestral.

La capacidad de arrastre de la locomotora estadounidense ya es un hecho. En Alemania y Francia las ventas al exterior han contribuido de forma determinante a salir de la fase recesiva. El dinamismo de las exportaciones (las importaciones han registrado un descenso) ha sido clave para que la economía germana recuperara una tasa interanual de crecimiento similar a la del primer trimestre de 2001. Y ello ha sido posible a pesar de la intensa apreciación del euro, demostrando que la competitividad de las producciones alemanas es todavía suficientemente importante.

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El efecto adverso de los precios, derivado del encarecimiento del euro, ha sido más que compensado a través del aumento en el volumen de las exportaciones. El protagonismo del sector exterior queda reforzado cuando se observa la caída de la demanda doméstica en ese mismo trimestre, consecuente con la muy elevada tasa de paro de esa economía y la baja confianza de sus consumidores.

Las condiciones para asegurar avances más importantes tampoco son mucho mejores en el resto de las grandes economías del área euro. Es por eso que hay que saludar iniciativas como la reciente de la Comisión de concretar planes de inversión paneuropeos que, además de impulsar el crecimiento, contribuyan al fortalecimiento del mercado único y a la necesaria inserción del continente en la

economía del conocimiento, más eficiente y generadora de prosperidad. El objetivo ahora no debería ser otro que sostener ese respiro del que acaba de dar muestras la economía europea.

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