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Buenos Aires exhibe una retrospectiva de Rafael Canogar

El viaje de los Reyes de España a Argentina, además de servir a fines sociales y políticos, contribuyó también a que Buenos Aires disfrute, en el Museo Nacional de Bellas Artes, de 70 obras de Rafael Canogar, una retrospectiva que seguramente será recordada como una de las mejores del año. Los Reyes y Canogar, que expone por primera vez en la ciudad, asistieron a la inauguración.

La escasez de presupuesto, la necesidad y la ambición activaron los motores de búsqueda de Jorge Glusberg, el director del Bellas Artes, denunciado el pasado miércoles por supuestos delitos de "maltrato" al personal y "administración fraudulenta". Según Glusberg, que se mantiene en el cargo desde 1994, cuando era presidente Carlos Menem, "después de pagar los salarios, quedan unos 200 euros al mes para otros gastos y no se puede hacer nada sin apoyo privado. El museo y los artistas tienen que conseguir quien los financie".

Cuando se enteró de la programada visita de los Reyes, Glusberg llamó al embajador de España en Buenos Aires, Manuel Alabart, para tratar de colocar el museo en la agenda real. Alabart consultó a Jesús Silva, un "amigo entrañable" de Argentina, actual director de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Exteriores español, quien sugirió enviar la obra de Canogar. El secretario de Estado, Miguel Ángel Cortés, aprobó el resultado de la gestión que está ahora a la vista de los visitantes: una representación de toda la obra de Rafael Canogar, patrocinada íntegramente por el Gobierno español, por primera vez en Buenos Aires.

En la capital argentina se le presenta ahora como "una de las figuras más destacadas del realismo crítico español, con sus collages fotográficos y trabajos tridimensionales que remiten a las víctimas de la opresión y las persecuciones políticas". Obras como Agresión, Tumulto o Protesta son un ejemplo de esta temática.

La muestra del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires incluye obras de los años setenta, cuando retorna a la abstracción, y de los ochenta, vinculadas a lo geométrico. Sobre sus obras de la última década, que se caracterizan por la fragmentación, Canogar observa: "Por un lado, está el formato irregular, formado por la superposición de diferentes capas de pasta de papel; por otro, la imagen que, como signo o icono, construye y reconstruye la obra".

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