Agresiones de cabezas rapadas en Sabadell
Hace unos días recibimos a las 22.30 horas una desagradable llamada: mi hijo y su amigo habían sido atacados por unos cabezas rapadas armados con navajas y mosquetones, y borrachos. Volvían del cine y, por desgracia, en Sabadell uno no puede volver seguro del cine porque hay una zona que es territorio cabeza rapada, y por lo que se ve la diversión de estos impresentables es atacar a cualquier persona que no vista o piense como ellos. Resultado: mi hijo, tres puntos en la cabeza; su amigo, un punto y patadas en el estómago y las costillas. Ahora viene lo gracioso: nos dirigimos a la comisaría de Sabadell para poner la denuncia y, para nuestra sorpresa, nos dice el policía que nos atiende que si no sabemos cómo se llaman o dónde viven, no podemos hacer nada. Si quieren, mientras nos dan una paliza pedimos el DNI, tomamos los datos y luego les decimos que, ya que estamos, vengan con nosotros a comisaría para que los detengan. Incongruente, ¿no?
Por desgracia, mi hijo y su amigo no son los primeros ni serán los últimos; pero si a mi hijo lo hubieran matado, entonces todos se habrían movilizado. Todo el mundo buscaría culpables. Pero que a mi hijo le abran la cabeza con un mosquetón es una falta y no merece ni la pena el enviar una patrulla a dar una vuelta.
Si la policía sabe quiénes son, donde se reúnen y por dónde se mueven, ¿por qué no toma medidas para que esto no ocurra y la gente pueda ir tranquila por la calle?