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FÚTBOL | La jornada de Liga: el 'derby' sevillano

Un 'loco' ansioso

Martín Palermo afronta en el Betis su última oportunidad

El Betis de los últimos años se ha ido inclinando hacia un estilo de fútbol hermoso, generoso, pero en demasiadas ocasiones blando. Esta incapacidad de arañar le alejó la pasada temporada de jugar alguna competición europea y este curso ya le ha hecho perder puntos. Víctor Fernández se enfrentó en el pasado a la falta de talento o a las lesiones de sus delanteros puros, de los arietes, y Fernando fue el encargado de sacar la papeleta adelante e intentar aprovechar los muchas veces excelentes pases de Denilson y Joaquín.

El fichaje de Martín Palermo por petición expresa del entrenador estaba destinado a mezclar la pelea con la finura en su línea de ataque. Tote estaba lesionado y tampoco es un ariete puro. Pero el argentino que llegó al Ruiz de Lopera no se parece en casi nada a aquél que, a falta de talento de muchos quilates, deslumbraba en el Boca Juniors por la fe y la entrega indesmayable que le convirtieron en uno de los delanteros más admirados del planeta, capaz de desmontar al Madrid en la final de la Copa Intercontinental. Algún aficionado sevillista ya ha intentado propagar el chiste de que, en realidad, no es Palermo Palermo, sino su hermano gemelo.

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Bromas aparte, cuesta creer que este jugador de trote cansino, casi de partido de veteranos o de solteros y casados, es el mismo. Su trayectoria en el Villarreal se saldó con 18 goles en la Liga y tres en la Copa en otras tantas temporadas, además de una grave lesión cuando celebraba junto a los aficionados un tanto y se le desplomó sobre una pierna un pequeño muro de contención. En el Betis tan sólo ha marcado un tanto, y de rebote, contra el Espanyol.

Las críticas comienzan a brotar y, aunque todavía no se pide su cabeza, tanto el presidente bético, Manuel Ruiz de Lopera, como su entrenador o el propio Tote han comenzado a defenderle.

Esta misma semana, Palermo admitió haber padecido mucha "ansiedad" como consecuencia de la falta de acierto en su trabajo. "Si me obsesiono es peor", dijo abatido el suramericano.

El derby de esta noche le ofrece una oportunidad inmejorable para ganarse el afecto de su afición, especialmente si le gana la partida a Alfaro, la enseña sevillista. Si El Loco Palermo sale con ganas -el capitán sevillista siempre lo hace-, el duelo puede ser de aúpa.

Por el momento, Palermo se ha teñido el pelo de rubio, algo que recuerda el horrendo, pero al parecer efectivo, estilo que lucía en el Boca Juniors. A ver si le pasa como a Ronaldo y su flequillo le da suerte.

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