_
_
_
_
_

El Clínico de Valencia suspende tres veces una operación de neurocirugía a un paciente

Un enfermo cuyas iniciales responden a las letras G. O., de 30 años, ha visto cómo en las últimas tres semanas le han suspendido tres veces una intervención en el hospital Clínico de Valencia, siempre horas antes de entrar en el quirófano. Pese a tratarse de una importante operación de neurocirugía destinada a sellarle una fisuras que presenta en la parte frontal del cráneo, lleva desde el 4 de septiembre en lista de espera. La falta de camas en reanimación, en las dos últimas ocasiones, o la ocupación del quirófano por parte de enfermos oncológicos, en otra más, han impedido in extremis, según Sanidad, que haya sido intervenido

La última suspensión se produjo el viernes. Había pasado la noche anterior en el hospital y a las seis de la mañana se sometió a las preparación que precede a las intervenciones con anestesia general. Sin embargo, tampoco pudo ser. La falta de camas en reanimación fue en este caso la excusa que se le dio al paciente, que se acogió al alta voluntaria a la espera de la nueva cita el lunes para ver si a la cuarta va la vencida. Dos días antes, el miércoles, la misma historia. Se presentó el martes en el hospital, se le hicieron las pruebas previas a primeras horas del día y volvió a pasar por el nerviosismo de tener que enfrentarse a una importante intervención, pero poco antes de las 11 de la mañana le comentaron que no pasaría por el quirófano. Entonces optó por quedarse en el hospital cuando le comentaron que podrían operarle el viernes. Pero ni miércoles ni viernes.

Tampoco había tenido más suerte el miércoles día 1 de octubre. Cuatro horas antes de ingresar en el hospital recibió una llamada de teléfono para anular la intervención. En este primer aplazamiento, cuenta: "Me dijeron que no había quirófano libre".

La operación que necesita G. O. nace del retraso que sufrió en una intervención anterior, destinada a quitarle los pólipos nasales que tenía. Un crecimiento descontrolado de éstos provocó que le invadieran la zona superior de las fosas nasales y la presión provocó la aparición de fisuras en la zona donde converge el techo de las fosas nasales y el cerebro. La operación para extraerle los pólipos se alargó cada vez más hasta que al cabo de un año y ocho meses le fue practicada, también en el hospital Clínico. El resultado de la intervención fue satisfactorio pero el paciente, al inclinarse, notaba cómo salía abundante líquido de la nariz. Se trataba de líquido cerebral que traspasaba las fisuras y caía a través de las fosas nasales. En un principio, la primera recomendación de los especialistas que le trataban fue la de guardar dos meses de reposo tumbado hacia arriba para tratar de que la frente se soldara de forma natural. Sin embargo, transcurrido el tiempo las lesiones continúan y G. O. espera que el lunes, esta vez sí, pueda ser operado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_