_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Desaire

A pesar de que Blair está en horas bajas por las no verdades que utilizó para provocar la guerra de Irak, tuvo la gentileza de avisar a Aznar de que iba a reunirse con Schröder y Chirac para recomponer una posible mirada unitaria sobre Irak. Seducido y abandonado, a manera de saldo de liquidación fin de temporada bélica, Aznar ha comprobado así lo cruel que es la política. Su entereza ante el territorio galaxial no ha sido comprendida ni por Chirac ni por Schröder y nuestro presidente incluso acaba de pasar la prueba de un encuentro con Gaddafi, considerado en el pasado responsable más o menos indirecto de gravísimos actos terroristas. Cabe la pregunta de por qué se hizo la foto de las Azores como un cruzado contra el terror y por qué se ha hecho ahora la foto con Gaddafi. El presidente libio le ha regalado un caballo. Pero no creo que haya sido ése el motivo del viaje.

Auque sólo le quedan seis meses de jefatura de Gobierno legítima, la juventud política y biológica de Aznar le obliga a peparar el futuro, ese profundo misterio que a nadie confiesa. ¿Se dedicará a la poesía? ¿Se integrará en algún mariachi de Bush? ¿Convertirá la Faes en su búnker ideológico particular? ¿Presidirá el Real Madrid cuando se retire don Florentino? Una carrera política en Europa la tiene difícil, y el viaje a Libia tal vez se deba a una cuestión de fuentes energéticas, pero también a un intento de recomponer su imagen de cara al mundo árabe. No se conocen en España las dificultades padecidas por diplomáticos y profesionales españoles ubicados en países islámicos, donde ya no son el cristiano amigo, sino el cómplice de la guerra de anexión de Irak.

Fracasada la operación maquillaje del conflicto palestino, incapaz Bush de mantener la ocupación de Irak sin enviar muchos más soldados o sin dejar el asunto en manos de la ONU, cesante Aznar como jefe de Gobierno a partir de la primavera del 2004, por muy ensimismado que sea, va a enfrentarse a duros espejos, y en cuanto abandone La Moncloa perderá buena parte de aduladores y desodorantes. De momento ya ha propuesto que la OTAN se haga cargo de la chapuza iraquí y se ha ido a ver a Gaddafi tal vez para meterle en el Opus Dei. Aznar no se rinde.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_