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La huelga fuerza la suspensión de los dos primeros montajes de Aviñón

Las protestas se extienden a otros sectores y provocan la interrupción de varios rodajes

La música de Mozart no sonó ayer en la Cour d'Honneur del palacio de los Papas, el escenario más prestigioso del Festival de Aviñón, que debía acoger Wolf, un montaje de Alain Platel a partir de la música del compositor. Tampoco los caballos de Bartabás salieron a la pista de Châteaublanc. Eran los dos espectáculos con los que debía comenzar la edición 2003 de Aviñón y ambos fueron víctimas de la jornada de huelga -de "cultura muerta"- convocada por la CGT en defensa del régimen especial de protección social de los trabajadores temporales del espectáculo.

Un trabajador en huelga, <i>crucificado</i><b> ayer ante el palacio de los Papas de Aviñón, como protesta por </b>la reforma del régimen de protección social.
Un trabajador en huelga, crucificado ayer ante el palacio de los Papas de Aviñón, como protesta por la reforma del régimen de protección social.REUTERS

La patronal opina

Todo el mundo está de acuerdo en que el régimen especial de los temporales del espectáculo necesitaba una reforma, pero casi cada artista, técnico o empresario defiende una solución distinta. Para la patronal y su cabeza visible, Ernest-Antoine Seillière, también había que "poner fin al escándalo de los falsos temporales, a los chóferes, secretarias o telefonistas que cobran como artistas". Si los sindicatos culpan a las empresas de ese tipo de irregularidades, Seillière lo ve de otro modo. Según él, "los sindicatos han demostrado una gran capacidad de control cuando se trataba de comprobar si los cuadros dirigentes respetaban o no la aplicación de las 35 horas. Me gustaría que hubiesen demostrado igual voluntad de vigilancia con los temporales".

Seillière no ha dejado pasar la oportunidad de enfrentar a los temporales y su régimen especial con el resto de los trabajadores adscritos al régimen general. "Esos jóvenes que se tienden por las calles de Aviñón cobran un subsidio cada mes. El sector público, cuando hace huelga, como mínimo deja de cobrar el jornal. Los temporales siguen cobrando. Llamarle a eso huelga se me antoja cinismo", concluyó el barón de Seillière.

El reproche que más a menudo se ha hecho al acuerdo firmado el 27 de junio entre la patronal y tres sindicatos minoritarios se funda en la falta de representatividad de estos. "Es verdad que la CGT es la más votada entre los trabajadores temporales, pero la CFDT, la CFTC y la CGC son los mayoritarios que coadministran la Unedic (los fondos correspondientes a los subsidios de paro), porque la CGT mantiene una postura de oposición sistemática", dijo Seillière, que además amenazó con replantearse una situación que no tiene en cuenta que "la cultura francesa recibe 198 millones de euros de las empresas en concepto de mecenazgo".

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