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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Energúmeno

El sábado 28 se publicó una carta de un lector que, con mucha razón, denunció a un "energúmeno" que casi atropelló a una chica ecuatoriana y a sus dos hijos cuando los llevaba al colegio.

En la carta, el lector se jactaba de pagar, él mismo y todos los meses, la seguridad social de la chica ecuatoriana, dando a entender que no suele ser lo más habitual. Además, defendía con ello el derecho de ella a denunciar el desgraciado incidente. Hasta aquí, perfecto, y ojalá tenga su castigo ese animal.

El otro día, domingo, cerca de la una de la mañana, volvía de trabajar muchas horas y cogí la línea 6 de metro en Manuel Becerra. Estaba tan cansado que decidí sentarme en un asiento libre. Justo antes de arrancar el vagón tuvimos que salir todos del mismo porque unos "energúmenos" habían abierto un extintor de emergencia y se había creado una nube de humo blanco que no nos dejaba respirar. Total, nos obligaron a desalojar y tuvimos que esperar otro cuarto de hora al siguiente tren.

En ese intervalo de tiempo, la gente, indignada, llamó por un interfono pidiendo la presencia de algún agente de seguridad. Cuando llegaron tres vigilantes se procedió a señalar con el dedo a los autores de esa grave falta que afectó al resto de viajeros. Se pidió, por favor, que no se les dejara subir en el siguiente tren. Pues bien, no sólo subieron, sino que ningún vigilante les dijo ni una palabra por lo que habían hecho a todos los que allí estábamos. Tuve encima que tener que aguantar, esta vez de pie, sus risas, su prepotencia y sus miradas despectivas durante el resto del trayecto.

Los autores eran cuatro jóvenes colombianos, rodeados de un gran séquito de "colegas" también suramericanos que arropaban sus tropelías. No quiero justificar con ello la actuación de ese trastornado que intentó atropellar a unas personas, pero, como dice el refrán, en todos los sitios cuecen habas, y siempre hay manzanas podridas que estropean el resto del cesto.

Y por cierto, yo llevo pagando la seguridad social durante muchos años, y muchos más mis padres, y los padres de mis padres, y eso no me hace pensar que pueda abrir un extintor en el metro sin que me pase nada. Y estoy seguro de que si aquello lo llega a hacer un españolito, la actuación de los chicos de seguridad hubiese sido otra bien distinta.

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Sin embargo, hay ciertos derechos adquiridos, sin el amparo de ninguna ley, que muchos inmigrantes están haciendo como suyos. El lector que escribió el incidente del otro día tituló su carta como Racismo. ¿Cómo llamo yo a la mía?-

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