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Una avería en la 'caja negra' del Yak-42 impide el pleno esclarecimiento del accidente

El diálogo de los pilotos no quedó registrado en el dispositivo de grabación de la cabina

Miguel González

La investigación sobre las causas del accidente del Yakovlev 42 en el que perdieron la vida 62 militares españoles que regresaban de Afganistán el pasado 26 de mayo ha tropezado con un obstáculo inesperado. En la caja negra, denominada CVR (cockpit voice recorder, registro de voz de cabina), no están grabadas las conversaciones de los pilotos en los últimos minutos de vuelo. La avería de este sistema impedirá determinar con exactitud qué llevó al piloto a tomar un rumbo equivocado cuando realizaba la maniobra de aterrizaje en Trebisonda (Turquía).

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Las cajas negras del avión ucranio en el que los militares españoles regresaban de Afganistán fueron analizadas hace dos semanas en el laboratorio del Comité Interestatal de Aviación Civil, con sede en Moscú. En los trabajos de los técnicos rusos estuvieron presentes los miembros de la comisión de investigación, tanto turcos -el accidente se produjo en la localidad turca de Trebisonda- como ucranios -país al que pertenecía la compañía aérea- y españoles, estos últimos en calidad de observadores.

Por parte española asistieron el general Francisco Sánchez Borrallo, en representación del Ministerio de Defensa, y el técnico de Aviación Civil José Ramón Sala, designado por el Ministerio de Fomento.

Sin embargo, el análisis de las dos cajas negras, CVR y FDR, no ha arrojado toda la luz que se esperaba sobre la causa del accidente, ya que la primera de ellas no funcionaba. En concreto, la CVR contiene una cinta sin fin donde se van grabando las conversaciones de cabina, por lo que su análisis habría revelado qué es lo que dijeron los pilotos en los últimos momentos de vuelo. Según fuentes conocedoras de la investigación, la caja negra no se habría roto como consecuencia del impacto, sino que ya estaría estropeada con anterioridad, pues al parecer seguían registradas conversaciones de viajes anteriores. Lo que no se sabe es por qué no se reparó la CVR si se conocía que no funcionaba.

Los investigadores han tenido que contentarse con las conversaciones entre la tripulación y la torre de control del aeropuerto, grabadas por esta última, y con el contenido de la otra caja negra, la FDR (Flight Data Recorder, Registro de Datos de Vuelo), que recoge los principales parámetros del vuelo: al menos, la velocidad, la altitud y el rumbo.

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Maniobra equivocada

A partir del análisis de la FDR ha podido confirmarse que el Yak-42 equivocó la maniobra cuando realizaba la segunda aproximación al aeropuerto de Trebisonda, tras frustrar el primer aterrizaje, y en vez de tomar rumbo este (0.9.0) se dirigió rumbo sur (1.9.0), directamente hacia las montañas en vez de dirigirse al mar.

También, como podía deducirse del estado en que quedaron diseminados los restos del avión, se sabe ya que la tripulación debió advertir su error instantes antes de la colisión y, por eso, puso los motores a máxima potencia para tomar altura, pero no fue suficiente y chocó contra una montaña de unos 1.400 metros, cuando le faltaban apenas 25 para sobrepasar la cima.

En las conversaciones con la torre de control, los pilotos no avisaron de ninguna avería. La última palabra que el piloto dijo a los controladores fue "inbound", término aeronáutico equivalente a "llegando".

No obstante, los expertos consultados consideran que la información contenida en la CVR era esencial para comprender qué llevó al piloto a tomar este rumbo equivocado: si se trató de un error exclusivamente humano o hubo una indicación errónea por parte de algún aparato.

Por ejemplo, en el accidente sufrido en noviembre de 1983 en el aeropuerto de Barajas por un Boeing 747 de la compañía colombiana Avianca, que provocó 183 muertos, la CVR permitió saber que el piloto fue avisado por el sistema de alarma de proximidad a suelo GPWS, pero no hizo caso. Algo similar debió suceder en el Yak-42, si funcionaban correctamente los equipos electrónicos que llevaba a bordo.

En una entrevista publicada el pasado 11 de junio por el diario El Mundo, el general Sánchez Borrallo, presidente de la comisión de investigación de accidentes aéreos militares, reconocía la importancia de la CVR. Tras indicar que no encontraba explicación al rumbo tomado por el Yak-42, el general agregaba: "Conocemos ya la transcripción de la conversación del piloto con la torre de control, pero estoy deseando oír la comunicación entre la tripulación, que el registrador de voz desvelará. Ahí veremos qué vieron, qué comentaron entre ellos, qué ocurrió. Hasta ahora, no me cuadra nada".

El general Sánchez Borrallo realizó estas declaraciones tras viajar a Turquía, donde accedió a los registros del aeropuerto de Trebisonda, pero antes de desplazarse a Moscú para conocer el contenido de las cajas negras.

La información disponible, una vez descifrada, ha sido entregada al juez turco responsable de la investigación. Éste, según fuentes del Ministerio español de Defensa, habría decretado el secreto del sumario. Esta medida podría afectar a la comparecencia que ha prometido realizar este mismo mes ante el Congreso el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, para informar del resultado de la investigación.

El ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, junto a los restos del Yak-42, el pasado 26 de mayo.
El ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, junto a los restos del Yak-42, el pasado 26 de mayo.EFE

A la espera del equipaje de Kabul

El ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, tiene previsto reunirse mañana, en Burgos y Zaragoza, sede de las unidades donde estaban destinados la mayoría de los fallecidos en el Yak-42, con los familiares de las víctimas. Será su primer contacto personal desde el tenso funeral celebrado el pasado 28 de mayo en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde algunos asistentes imprecaron al ministro y al presidente del Gobierno, José María Aznar.

Tras las críticas vertidas por la asociación que agrupa a más de la mitad de los familiares de las víctimas, Defensa sostiene que en ningún momento ha desatendido a los damnificados. En una nota difundida el pasado día 2, cifró en 361 las comunicaciones telefónicas mantenidas con los parientes de los militares, y en siete las cartas enviadas a cada familia. La última de ellas, la más fría, incluía el resultado de la autopsia. No obstante, y aunque ya ha comenzado el pago de las pensiones e incluso se ha distribuido un anticipo sobre el importe del seguro, las familias aún no han recibido los efectos personales de sus parientes. Defensa achaca el retraso a la dificultad de establecer la procedencia de muchos de los objetos recuperados y a la necesidad de inventariarlos y clasificarlos.

Este trámite justificaría, según Defensa, la demora en la entrega de otro material mucho más accesible: los equipajes de los 41 pasajeros procedentes de Kabul, que quedaron en esa ciudad. En ellos están los recuerdos que traían de Afganistán y los regalos para sus familiares.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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