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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Oscura imparcialidad

Queremos poner de manifiesto y, al mismo tiempo, denunciar los hechos que han acontecido en el I.E.S. Heliche de Olivares con motivo de la entrega de las matrículas del honor del recién terminado curso 2002/2003.

Una vez reunido el claustro de profesores para la evaluación de los alumnos de 2º de Bachillerato, a nuestra hija se le comunicó que había obtenido idéntica nota que otra compañera, pero que sólo a una de ellas se le iba a conceder la matrícula de honor, por tener cubierto el cupo estipulado por la Universidad de Sevilla. Dicho esto, al día siguiente nuestra hija llegó a casa diciendo que la matrícula se la habían dado a ella, que había recibido la felicitación de su tutor y de la propia compañera que estaba en su situación. Puede usted imaginar el júbilo y la alegría que esto supone para la alumna y para toda la familia, que vio cómo sus esfuerzos tenían su recompensa.

Pero mire cuál fue después la sorpresa que, estando ya la niña en casa, recibe una llamada telefónica del señor director del centro, don Pedro Capitán, para comunicarle que, "sintiéndolo mucho", la matrícula ya no era para ella, sino para la otra compañera. El señor Capitán no le dio ninguna explicación con argumentos sólidos del por qué de este cambio en tan sólo tres horas. No pensó este "educador" el daño irreparable que le puede hacer a una niña esta situación. No pensó siquiera en mostrar sus débiles argumentos de manera transparente para traumatizar menos a nuestra hija. No fue capaz de dar unas razones firmes y aclaratorias cuando, como madre y tutora de la niña, le llamé por teléfono para que me explicara lo sucedido. Por su parte, la jefa de estudios, con la que mantuvimos un contacto personal al día siguiente, no sólo evitó dar respuestas a lo ocurrido, sino que intentó crear un ambiente de confrontación que está muy lejos de la educación de nuestra familia. Ante la impotencia por no obtener respuestas les presentamos un escrito en el registro del instituto, al cual todavía no se han dignado a contestar.

Visto esto: ¿Cómo podemos confiar en la imparcialidad de los educadores de nuestros hijos? ¿Por qué les resulta tan difícil a estos señores dar una explicación transparente de lo ocurrido? ¿Por qué ese interés por mantenerlo todo en el oscurantismo?

Simplemente pedimos una aclaración para la tranquilidad y sosiego de nuestra hija que como estudiante la va a necesitar, pero sobre todo como persona que ha sufrido un agravio injustificado. Como padres, hacemos un llamamiento al bien hacer y a la buena voluntad, que en este caso consideramos ha brillado por su ausencia, para que nunca se vuelvan a producir hechos tan lamentables como éstos.

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