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La política fiscal dispara la renta de las grandes fortunas en EE UU

El fisco publica, sin identificar, las declaraciones de los 400 más ricos

Los años noventa, de expansión sin precedentes rematada con una febril especulación bursátil, fueron de fábula para los ricos más ricos de EE UU. Las 400 mayores fortunas más que duplicaron sus ingresos, que pasaron del 0,52% del total de los norteamericanos al 1,09%, mientras se beneficiaban de una política fiscal que al 100% de incremento de renta respondió con un escaso 60% de subida de impuestos.

En el país de las oportunidades, los datos que acaba de publicar el fisco revelan una gran movilidad en la cumbre del dinero. Revelan también que quien ganó 123.000 dólares en el año 2000 sufrió la misma presión fiscal que quien ingresó 174 millones. Con George Bush, las cosas van a mejorar aún más para los potentados.

El Internal Revenue Service (IRS, fisco) acaba de hacer pública la declaración de Hacienda de las 400 mayores fortunas (sin identificar contribuyentes) de Estados Unidos en el año 2000. Con un capital medio de 174 millones de dólares, los ricos cuadruplican prácticamente los relativamente magros 46,8 millones de 1992, año con el que compara la evolución de las rentas.

Los 400 norteamericanos más ricos acumulaban un total de 69.600 millones, el 1,09% de todas las rentas declaradas en el país en 2000. Ocho años antes, semejantes fortunas sólo concentraban el 0,52%. En el año 2000, los 400 supermillonarios pagaron un promedio del 22,3% en impuestos, frente al 26,4% de 1992, que según un análisis de los datos realizado por The New York Times hubiese sido del 17,5% en caso de aplicarse la nueva legislación fiscal inspirada por George Bush.

Interpretaciones

Partidarios y detractores del sistema interpretan de distinta forma los datos. Quienes creen que los supermillonarios deben soportar mayor presión subrayan que el IRS desnuda la injusticia de la política fiscal de Estados Unidos. Un estudio de Ciudadanos por la Justicia Fiscal, respetado centro de estudios citado por el diario neoyorquino, revela que la presión del fisco sobre un individuo que ingresó 123.000 dólares en 2000 (o una familia con dos hijos con 226.000 dólares) fue igual a la que soportan los 400 más ricos.

Desde el otro extremo del espectro ideológico, la Heritage Foundation prefiere fijarse en el valor absoluto de la contribución para hacer notar que la injusticia estriba en que uno de cada 64 dólares que recibe el fisco salga de los bolsillos de 400 personas.

El IRS indica en su estudio que, a lo largo de esos años, sólo 3.600 personas han entrado en la lista de los 400 afortunados (en el año 1992 bastaban 24,4 millones de dólares y en 2000 hacían falta 86,8), un club donde se dura poco. Menos del 25% aparece más de una vez, y no llegan al 13% los que entran más de dos veces. Sólo un puñado mínimo ha mantenido su presencia en todas las listas.

Otro reciente estudio del IRS indicaba que entre los años 1992 y 2000 casi se triplicó el número de contribuyentes que declaró al menos 200.000 dólares, al pasar de un millón escaso a 2,8 millones.

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