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La Conferencia sobre Medio Ambiente no logra un acuerdo sobre energía nuclear

Pilar Bonet

La Conferencia sobre Medio Ambiente para Europa, que se celebra en Kiev (Ucrania) con la participación de representantes de más de 40 países, ignorará la energía atómica y los problemas de la seguridad nuclear en su declaración final de hoy, si se mantienen, como preveían ayer medios europeos, las enconadas susceptibilidades que dominaron los largos debates para redactar el documento. Ni siquiera la proximidad geográfica de Chernóbil, la central nuclear escenario del mayor accidente en la historia, a 120 kilómetros al norte de Kiev, consiguió que los participantes en la conferencia encontraran un mínimo común denominador sobre el tema nuclear. A mediodía de ayer, los representantes de la UE optaron por redactar una declaración por su cuenta sobre esta cuestión tras considerar que sus divergencias con Rusia y otros varios países resultaban insuperables.

La manzana de la discordia fue una referencia a la seguridad de los reactores de construcción soviética, que varios países de la UE pretendían introducir en la declaración final con distintos grados de precisión. Rusia se oponía a una mención explícita de los reactores de tipo soviético, por considerar que la seguridad de los mismos ha sido objeto de sustancial mejora incluso en el caso de los reactores semejantes al accidentado en Chernóbil. Los representantes rusos hubieran aceptado una mención a la importancia de la seguridad nuclear sin alusiones concretas, pero a cambio querían que el desarrollo de la energía nuclear fuera apoyado en la conferencia, un punto que resultaba conflictivo para otros países participantes. Rusia planea construir una decena de centrales nucleares en los próximos 15 años.

El Protocolo de Kioto

En la conferencia de Kiev se evidenciaron también indirectamente las diferencias sobre el Protocolo de Kioto. Los representantes de EE UU vigilaban las fórmulas que pudieran comprometer a Washington con el compromiso de rebajar las emisiones de gases invernadero, que rechazaron el año pasado en la cumbre de Johanesburgo, y trataban de diluir en formulaciones vagas las referencias a las conclusiones de aquella conferencia. Otros países no aceptaban una fórmula para instar a una urgente ratificación del protocolo. Contrariamente a lo que desearían los miembros de la UE, Rusia, que se comprometió a ratificar el documento, ha decidido tomárselo con calma y estudiar primero cuáles son las consecuencias económicas de la ratificación.

La conferencia de Kiev aprobó ayer una estrategia para 12 países ex soviéticos (Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Azerbaiyán, Armenia, Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguizistán y Tayikistán) que tiene por fin apoyar los esfuerzos de esos Estados por proteger su medio ambiente y facilitar la cooperación entre ellos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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