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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cero en I+D

La UE se fijó hace un año una ambiciosa meta en el ámbito de los recursos destinados a investigación y desarrollo (I+D): pasar de menos del 2% del PIB a un 3% en 2010. De este modo se recuperaría el terreno perdido respecto de sus dos grandes competidores, Estados Unidos y Japón, cuyo gasto en I+D se aproxima al objetivo marcado. Ahora, el comisario de Investigación ha propuesto a los gobiernos europeos una serie de medidas para cumplir el mandato de la cumbre. Para el sector privado, ventajas fiscales para las empresas que inviertan en investigación, junto con el aumento de flexibilidad en la transferencia de conocimiento y tecnología entre países de la Unión y también entre centros de investigación y empresas. En el sector público, lo que se plantea es un aumento neto sostenido por parte de los gobiernos, cifrado en un 6% anual del presupuesto de I+D hasta el año 2010.

Entre las causas del retraso tecnológico europeo en los sectores más prometedores se encuentran la escasa inversión en I+D y la dificultad para traducir los conocimientos generados en productos industriales. Pero si es preocupante el problema de Europa, el de España, en comparación, es pavoroso. Nuestro gasto en I+D es del orden de la mitad de la media europea, y menor si se descuentan partidas incluidas en este capítulo, como las de compra de material militar, que no lo están en otros países. La apatía y la desidia con que el Gobierno afronta el problema contrasta con la preocupación de nuestros socios frente a una situación mucho menos grave.

Desde hace ya muchos años no se progresa. Se maquillan las cifras, cambiando de nombre las partidas, usando el mismo dinero para nuevos programas, y con un ministerio sin apenas recursos e ineficaz en su gestión. El aumento del 6% anual sostenido de forma conjunta con los otros países de la Unión, aunque no nos acercaría a la media europea, supondría un impulso considerable y una mejora en nuestra penosa situación actual. Nuestro futuro depende, entre otros factores, de que se tomen medidas enérgicas en un campo que no ha recibido suficiente apoyo de los sucesivos gobiernos del PP. Las medidas propuestas por la Comisión Europea deberían ser la ocasión de cambiar el rumbo.

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