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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los cien días de Lula

Tras cien días al frente de un país tan complejo como Brasil, Lula ha ganado dos batallas: la de la esperanza y la de la credibilidad; le queda la más difícil: la de los logros concretos, especialmente en materia social. El éxito de su experiencia no interesa sólo a Brasil, sino a toda una América Latina que espera ver si es finalmente posible reconciliar la eficacia económica y la justicia social.

Desde los anteriormente escépticos inversores de Wall Street hasta el Fondo Monetario Internacional, pasando por la propia clase empresarial brasileña, todos se han volcado hacia Brasil. Tras sus primeros días de crítica a la labor de su predecesor, Fernando Henrique Cardoso, Lula se ha situado plenamente en una política continuista, para ganar la confianza de los mercados y empujar a la vez un programa social.

La autonomía del Banco Central ha aumentado, aunque no esté aún plena y definitivamente consolidada. A la vez, el programa de Hambre Cero, el más vistoso, no ha dado aún los resultados esperados. Contra el deseo de algunas empresas, ha frenado la subida de algunos servicios básicos, como la luz, el agua, el teléfono y el gas. Ahora su Gobierno se lanza a un ambicioso programa para alfabetizar en cuatro años a los 20 millones de brasileños que no saben leer ni escribir, con un sistema flexible de financiación y la figura señera del futbolista Ronaldo al frente. También ha querido situar la promoción de la mujer en el centro de su programa de ayuda social y cultural.

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Lula afronta ahora las difíciles reformas de los impuestos, y, sobre todo, dados los intereses creados, de un sistema de pensiones que favorece en extremo a los empleados públicos en detrimento de los demás. Su Gobierno no tiene mayoría en el Parlamento, y para llevar a cabo todos estos proyectos en un sistema casi confederal, necesita también del concurso de los gobernadores locales, es decir, una política de consenso parlamentario y regional. Construirla va a ser la tarea prioritaria de sus siguientes cien días.

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