Calderilla y educación
La Consejería de Educación admite no disponer de fondos para acometer las muchas obras que tiene pendientes. ¿Es así? Pongamos un ejemplo. Primero, el Colegio Público Padre Catalá de Valencia, orgulloso y levantisco, tiene concedido por el Ayuntamiento un terreno anexo que habrá de servir para dar respiro al menguado patio en el que se hacinan los niños; segundo, la normativa vigente establece el acondicionamiento de las instalaciones en materia de seguridad y recursos; tercero, el Padre Catalá se ahoga en sus estrecheces y carece de los medios que la propia ley dicta.
A pesar de haberse aprobado esos trabajos, el director general de Centros Docentes, el melancólico Herminio García, alega que la ejecución le corresponde a la dirección territorial, y este organismo pretexta a su vez la falta de calderilla. ¿Cuántos miles de euros precisan, qué efectivo es ése comparado con los gastos munificentes e iliberales del Gobierno autonómico? En la mañana del domingo 9, una concentración en el Padre Catalá hará pública esta reivindicación.
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