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AMENAZA DE GUERRA | La postura de México y Chile ante la ONU
Columna
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Entre Tucídides y Don Corleone

En el verano del año 416 A. C., los atenienses emprendieron una expedición de conquista en una isla de las Cícladas llamada Melos (Milos). Antes del ataque, enviaron a sus emisarios para negociar. Los atenienses explicaron al comité de notables por qué les convenía rendirse. Los melios preguntaron:

-De modo que si permanecemos neutrales, ¿no aceptaríais ser amigos en vez de enemigos sin ser aliados de ninguno de los dos bandos?

-No; pues no nos perjudica tanto vuestra enemistad como vuestra amistad justificada por nuestra debilidad.

Tucídides ilustró en su historia de la guerra del Peloponeso, a través del llamado diálogo meliano, la importancia que tiene para los débiles ser prudentes en sus contactos con los poderosos.

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El jueves, el embajador de Chile ante Naciones Unidas, Juan Gabriel Valdés, criticó a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad por poner la carga de la posible guerra contra Irak sobre los países pequeños que son miembros transitorios de dicho organismo. La intervención de Valdés -un síntoma de la impotencia de los países cuyo voto se disputan unos y otros- destaca un hecho: que los cinco miembros permanentes (EE UU, Reino Unido, Francia, Rusia y China) no se han reunido ni una vez para analizar sus posiciones.

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La denuncia llega días después de que el presidente de EE UU, George W. Bush, por un lado, y el presidente francés, Jacques Chirac, por el otro, telefonearan a los presidentes de cuyos países buscan el voto. Chirac habló el miércoles con el presidente de Chile, Ricardo Lagos. Según se ha sabido, el jefe de Estado francés le dijo que su país está dispuesto a ejercer el veto si se pone a votación la propuesta de EE UU, Reino Unido y España de dar por cumplida la resolución 1.441.

Fuentes próximas a la cancillería chilena en Santiago explicaron que Lagos escuchó a Chirac, pero que mantiene cierto escepticismo ante ese anuncio. ¿Por qué? El Ministerio de Relaciones Exteriores chileno ha recibido a principios de esta semana un informe desde París en el que se da cuenta que el ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, explicó en un encuentro con embajadores latinoamericanos su posición sobre el veto. Según la información transmitida a Chile, De Villepin dijo que Francia no va a ejercer su veto porque Estados Unidos ya ha dicho que atacará Irak con apoyo de la ONU o sin él. El canciller francés aseguró que en esas condiciones votar en contra la propuesta norteamericana sería tanto como destruir el sistema de veto del que gozan los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El miércoles, el grupo de diez países no permanentes se reunió en la misión española ante la ONU con los embajadores John Negroponte, Jeremy Greenstock e Inocencio Arias. Al explicar la propuesta que someten al Consejo de Seguridad, Greenstock dijo que se trataba "del reconocimiento de un hecho fáctico", a saber, que Sadam Husein no ha cumplido. Ni Greenstock ni Arias ni Negroponte -dijeron fuentes diplomáticas- aceptan analizar las consecuencias de la propuesta. ¿Qué se deduce de esto? "Estos tres países estiman que no es tarea del Consejo dar un plazo. Parece que esto es algo a decidir por Estados Unidos, fuera de la ONU", dijo el diplomático consultado. "Ellos quieren que el Consejo de Seguridad declare a Irak, simplemente, técnicamente en mora", dijo.

La fuente diplomática consultada estimaba que la actitud de Sadam Husein ante la exigencia de destruir los misiles Al Samud 2 era una prueba fundamental; la prueba de que las inspecciones y la presión están dando resultados en el desarme. "Tampoco quieren explicar qué pasa cuando les preguntas cuáles son las consecuencias si Sadam Husein cumple con la exigencia de destruir los misiles. Simplemente te dicen que ya no es fiable", añadió el diplomático.

Las pacientes conversaciones de Bush, su vicepresidente Dick Cheney y varios funcionarios del Departamento de Estado norteamericano con los países africanos del Consejo -Camerún, Angola y Guinea-Conakry- y de América Latina no constituyen, según la Administración Bush, elementos de presión. Sin embargo, The Washington Post citaba esta semana a un diplomático de un país sensible que había mantenido conversaciones con altos cargos de la Administración estadounidense. "Vosotros no vais a decidir si hay una guerra contra Irak", dijeron los hombres de Bush. "Esa decisión es nuestra y ya la hemos adoptado. El único asunto, ahora, es si el Consejo de Seguridad acompañará o no", agregaron.

El miércoles, Bush, en el contexto en que México ha comenzado a orientarse hacia la órbita estadounidense, declaró en una conferencia de pequeñas empresas organizada por la Coalición Latina, una agrupación de Washington: "Espero continuar trabajando con Vicente Fox en el avance de una agenda común para el bien de ambas naciones". Ayer se confirmó que Fox recibirá este fin de semana en su rancho particular un distinguido huésped: George Bush, padre del actual presidente de EE UU. Todo el mundo sabe que el proyecto de regularizar la situación de casi cuatro millones de mexicanos sin papeles en Estados Unidos está paralizado desde finales de 2001. Y Otto Reich, asesor de Bush para América Latina, fue recibido ayer en el palacio de La Moneda por Lagos para debatir la cuestión iraquí.

Tanto las alusiones como movimientos diplomáticos recuerdan a las crónicas de Tucídides. Pero no pocas veces, evocan, todavía más, algunas secuencias de Don Corleone en El Padrino.

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