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AMENAZA DE GUERRA

Bush da un ultimátum de "semanas" a la ONU

Blair apenas consigue arrancar un leve respaldo a su propuesta de esperar y ampliar la coalición

Enric González

George W. Bush ha tomado ya la decisión de invadir Irak. La guerra es "cuestión de semanas". Y el presidente de Estados Unidos no parece ya especialmente interesado en convencer al resto del mundo, cuya oposición mayoritaria a la guerra se refleja en el Consejo de Seguridad de la ONU. El primer ministro británico, Tony Blair, sólo pudo arrancar de su "amigo y aliado" Bush un tibio respaldo a su propuesta de esperar un poco más, seguir negociando en Naciones Unidas y, sobre todo, obtener del Consejo una resolución final que permitiera repetir la "gran coalición" formada en 1991 para la guerra del Golfo. Una nueva resolución sería "bienvenida", pero Bush no la considera necesaria. Sigue invocando los atentados del 11-S para justificar su unilateralismo.

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En opinión del presidente Bush, la ONU carece ya de importancia y, por tanto, ha decidido plantear un ultimátum tácito a la principal organización internacional: si no apoya la guerra, la hiperpotencia dejará de contar con ella.

Tony Blair y su comitiva abandonaron Washington el viernes por la noche con el rostro tenso. El primer ministro británico había conseguido poco, lo mínimo para evitar el fracaso, en su crucial visita a la Casa Blanca. Después de una conversación de casi cinco horas, Blair, que no veía personalmente a Bush desde el pasado septiembre, se convenció de que la determinación estadounidense le dejaba ya muy poco margen de maniobra: la frase "semanas, no meses" es el mantra que la Administración de Bush repite continuamente, incluyendo a Colin Powell, cuya fe en la diplomacia se ha enfriado sustancialmente.

La posición de Blair es muy complicada. Su Gobierno es el principal aliado de EE UU, pero forma también parte de la Unión Europea, donde la crisis iraquí está abriendo una brecha gravísima. Y, a diferencia de Bush, Blair no cree que la ONU pueda ser ignorada. Al primer ministro británico le corresponde ahora tender puentes en Europa, mantener sin fisuras su nexo trasatlántico y confiar en que la comparecencia de Powell ante el Consejo de Seguridad, el miércoles, incluya pruebas claras y sirva para desbloquear el impasse en el órgano ejecutivo de la ONU.

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Powell acepta la doctrina estratégica publicada hace unos meses: la hiperpotencia puede lanzar ataques preventivos y no se siente necesariamente ligada a ninguna institución. El secretario de Estado fue tajante el viernes, durante una conferencia en Washington: "No hay duda de que nuestra política respecto a Irak no es apoyada por un gran número de europeos, ni por otras nacionales del planeta", dijo. "Pero Estados Unidos debe mantener sus principios". Añadió que mucha de esa oposición se desvanecería en cuanto las "políticas estadounidenses" tuvieran éxito. Powell sonó casi como el vicepresidente Dick Cheney, uno de los halcones, quien afirmó ante el Comité Nacional Republicano que la invasión de Irak era "absolutamente crucial para ganar la guerra contra el terrorismo".

El Gobierno de Washington muestra una perplejidad sincera ante el rechazo internacional e interior. El ex presidente Jimmy Carter insistió ayer en que Bush no había aportado pruebas convincentes sobre la necesidad de lanzar una "guerra preventiva", y 57 ayuntamientos estadounidenses, entre ellos los de ciudades como Chicago, Washington, Detroit, Baltimore, San Francisco y Seattle, han aprobado mociones contra la guerra en Irak. Pero a Bush y a su equipo, Powell incluido, les parece obvio que Sadam Husein ha incumplido ya la resolución 1.441, la de la "última oportunidad", al no cooperar activamente con los inspectores. El propio jefe de Unmovic (equipo de inspectores de desarme de la ONU), Hans Blix, dijo en su último informe al Consejo de Seguridad que no había encontrado la cooperación necesaria por parte de las autoridades iraquíes.

Las diferencias entre Washington y algunos de sus principales aliados, europeos y árabes, no son tácticas, sino estratégicas, y, por tanto, profundas. Quienes rechazan el apresuramiento hacia la guerra consideran que la presencia de inspectores en Irak es suficiente para contener cualquier proyecto agresivo de Sadam Husein. Para Bush la contención ya no sirve: "Después del 11 de septiembre, la doctrina de la contención ya no se sostiene, al menos en lo que a mí respecta. Ya he dicho que la visión estratégica de nuestro país giró dramáticamente, porque nos dimos cuenta de que los océanos ya no nos protegen y somos vulnerables". "Me doy cuenta", añadió, "de que el mundo ha cambiado y mi obligación es proteger al pueblo americano y evitarle nuevos daños, y eso es lo que voy a hacer".

<b><i>Marines</b></i> de la 1ª Fuerza Expedicionaria de Estados Unidos realizan, ayer, maniobras en su campamento del desierto de Kuwait, al sur de Irak.
Marines de la 1ª Fuerza Expedicionaria de Estados Unidos realizan, ayer, maniobras en su campamento del desierto de Kuwait, al sur de Irak.ASSOCIATED PRESS

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