Sin comparar
No, no voy a comparar. Ya sé qué es lo que se espera, y lo que parte del público hace y va a hacer, entre aquella versión del Marquina y ésta del Infanta, entre españoles y argentinos. No creo que tenga derecho a considerar el trabajo de unos en relación con el que hicieron otros, o viceversa, aunque yo sepa lo que me gusta más. Únicamente voy a decir que en aquélla se entendían la representación y el texto como una trascendencia, una ironía formal, una posibilidad de que el público tratase de intelectualizarse de alguna manera, y en ésta hay más comicidad, más burla de los personajes -burla cariñosa, se entiende, como corresponde al teatro burgués del que forma parte esta comedia- o de la condición humana, se entra más en la complicidad con el público. El público se ríe mucho más, aunque eso no quiere decir que le guste más: la sonoridad no tiene mucha relación con la preferencia.
Art
De Yasmina Reza. Intérpretes: Ricardo Darín,Óscar Martínez y Germán Palacios. Director: F. Masllorens y F. González del Pino. Teatro Infanta Isabel.
Por esas razones de no comparación, en los tiempos en que el teatro era importante en Madrid la crítica no se acercaba a las reposiciones, sino a los estrenos. Es decir, a la virginidad propia -un poco celestinesca, o fingida- frente a la representación. Solamente en algunos casos, en obras clásicas o excepcionales -como el Tenorio de Zorrilla-, se trataba precisamente de comparar entre los divos, como en la ópera o como en los conciertos. Esto cambió desde que entró a la fuerza una nueva manera de considerar el teatro: lo "nuevo" será la "puesta" -apócope de puesta en escena-, la dirección, la escenografía y otras artes secundarias a las que ejercen el autor y los intérpretes. La palabra "estreno" sólo se aplicaba a una primera representación; ahora se llaman así las reposiciones y nunca la primera representación -que es la que yo vi el miércoles, con la taquilla abierta y el teatro, más que lleno, abarrotado: lo que se llama "público sano", suponiendo al otro enfermo o viciado -sino aquella a la que se decide invitar a los buenos amigos, y hasta a los malos. Otros conceptos. Si yo hoy me limitase a criticar las obras que no he visto o leído nunca, me quedaría en casa. O no tendría más remedio que ceñirme a las aportaciones del director y sus ayudantes -cada vez en mayor número- como si el texto no existiera. No estoy muy dispuesto.
El texto en esta versión es, como digo antes, mas cómico: y los tres actores se inclinan, por lo tanto, a hacerlo así con un comedimiento de calidad, sin retorcerse y sin tartamudear, que eran los recursos de los actores cómicos, que ya sólo se mantienen en la televisión. Son argentinos, y la forma en que su prosodia o sus tics de lenguaje aborda lo divertido o lo burlón se añade a sus méritos, que son muchos. No impide esto que el espectador se pierda en el tema de si se trata de una burla del arte moderno o de una reflexión sobre las relaciones humanas, una tragicomedia sobre la amistad entre los hombres -escrita por una mujer- o las dudas del pensamiento en el mundo contemporáneo. Allá cada uno: la discusión sobre la obra viene de hace años y en todos los idiomas a que ha sido traducido, a los millones de espectadores que la han visto en el mundo. Aquí se puede ver, aunque se haya visto la anterior, y aunque se esperan nuevas versiones. Hace reír y, en estos tiempos, eso en su tesoro.