_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'El público lee': otra forma de televisión

El pasado 10 de diciembre, en las Cortes Valencianas una diputada del PP llamada Macarena Montesinos proclamó, con simpleza pasmosa y sin caérsele la cara de vergüenza, que en TVV no hay telebasura porque Tómbola y otros programas similares tienen audiencia. También se llenaban los circos romanos cuando echaban cristianos a los leones, me digo, ni tampoco faltaba el público enardecido cuando la Inquisición quemaba vivos en la plaza a los herejes y, sin embargo, a nadie con la cabeza en su sitio se le ocurriría defender tales espectáculos. Elevar la audiencia a la categoría de definir lo bueno y lo malo, tiene el peligro de legitimar mediante trampa una programación que ni es de interés general ni de servicio público, sino cutre e indigna, como cuando un famoso de medio pelo viene a contarnos sus miserias a golpe de talonario. Es lo que está sucediendo. Canal 9, por si aún no lo sabe la señora Montesinos, constituye, en los ambientes mediáticos, el ejemplo de lo que es la telebasura y Tómbola su programa estrella.

Es posible hacer otra televisión a la que tenemos aquí, y hay que decirlo. En definitiva la que han hecho hasta ahora, junto al descontrol en los gastos, ha conducido al ente público RTVV al borde de la quiebra económica -lo ha confirmado la Sindicatura de Cuentas- con una deuda de infarto que lo hipoteca por unos cuantos lustros, después de haber sacrificado, en pos de una audiencia fantasmal, hasta el último resquicio de nuestra dignidad valenciana. ¿Por qué no intentar otro modelo que, como mínimo, prescinda de la chabacanería? Sensatez, cultura, ingenio, talento, es lo que necesitamos. Ahí está el reto. Y si no son capaces de inventar, copien de aquello que valga la pena. Aunque se ignora, en las otras televisiones autonómicas no todo es telebasura. He aquí un ejemplo.

El público lee es el título de un programa de televisión. Se emite en Canal Sur -la televisión autonómica andaluza- los domingos de 20.00 a 21.00 (informo para aquellos que dispongan de señal por cable), en competencia con el fútbol y otros deportes. Todo un desafío. Trata de libros y del mundo que se mueve alrededor de ellos, y tiene audiencia. Su fórmula es sencilla: toma como objeto la última obra de un escritor invitado que se somete al interrogatorio de tres lectores -seleccionados entre gente normal que ha manifestado su deseo de participar en el mismo- que acuden al plató con el libro analizado. Cuenta con un excelente conductor -el periodista Jesús Vigorra, experto en programas radiofónicos de cultura que se estrena ahora en el medio televisivo- e intercala, de vez en cuando, pequeñas entrevistas a libreros, bibliotecarios, clubs de lectura, críticos y gente de la calle, presididas por la inteligencia y el buen humor que favorecen la agilidad del magazine. La hora que dura el programa transcurre sin sentir. Un formato económico e ingenioso, que demuestra que la cultura, y en concreto la escrita, reflejada en los libros, pueden salir de la franja horaria maldita, la de la madrugada, y plantar cara a la guerra de las audiencias con éxito.

El público lee lleva poco tiempo en antena. No hay prurito localista en la selección de los escritores. Prima la actualidad del mercado. Prueba de ello es que por allí han pasado hasta ahora Bryce Echenique, Dulce Chacón, Eduardo Mendicutti, María de la Pau Janer y quien firma este artículo, para presentar, defender o debatir aspectos de su último libro, todavía en los anaqueles de los comercios, en un trato directo con los lectores, fructífero para ambas partes, y en un ambiente de pasión hacia la literatura que se nota y se disfruta. El programa cuenta con el apoyo del sector, desde autores y editoriales a libreros y distribuidores, pasando por el mundo educativo y, también, de los televidentes. Ha concitado el unánime elogio de la prensa y conseguido un buen número de adictos entre los lectores empedernidos y otros nuevos que están surgiendo. Está haciendo por el libro y el fomento de la lectura en Andalucía una labor que para sí quisieran las anodinas y caras campañas que, de vez en cuando, abordan desganadas administraciones para lavarse la cara. Y, desde luego, mucho más que aparatosas Leyes del Libro, como la valenciana, compendio de encomiables deseos carentes de cobertura presupuestaria.

El público lee evidencia, además, el talante envidiable de los gestores de una televisión pública que han asumido con rigor el lugar que les corresponde ocupar en el mercado. Constituye una apuesta decidida por difundir las obras literarias contemporáneas y hacer popular la cultura. Y lo consigue. Tomen nota los jerarcas de TVV y copien, si no se les ocurre algo mejor. Propóngase seducir a la audiencia con temas que valgan la pena, sin caer en la tentación fácil de alimentar el morbo y los bajos instintos, para lo que siempre habrá público, lamentablemente, pero nunca constituirá la excelencia a que debe tender un medio público.

Maria García-Lliberós es escritora.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_