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Lula acude a Argentina para defender un mercado y moneda común en América del Sur

El presidente electo de Brasil aspira a una unión regional que siga el modelo de la UE

El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se presentó ayer en Buenos Aires como el principal aliado del maltrecho país vecino y expuso su firme voluntad de ser el motor de la reactivación Mercosur como contrapeso al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que patrocina EE UU. Lula cumplió su promesa electoral de realizar su primer viaje oficial a Argentina. "Nuestra presencia quiere expresar la irrestricta solidaridad con este extraordinario país vecino y hermano que enfrenta dificultades, pero que ha revelado coraje y determinación para superarlas", dijo.

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En una amplia declaración al término de una entrevista con el presidente argentino, Eduardo Duhalde, el próximo mandatario brasileño definió como "estratégicas" las relaciones entre ambos países, "de las que dependerá en gran parte el destino de América Latina". Lula no escatimó elogios y palabras de aliento a su vecino del sur: "Somos dos grandes países que tienen como mayor riqueza un pueblo admirable dispuesto a sacrificios", y "en este momento tan particular mi sentimiento más profundo está con el pueblo argentino", dijo.

El antiguo sindicalista que el 1 de enero de 2003 asumirá el cargo de presidente de Brasil durante los próximos cuatro años transmitió en Buenos Aires el mismo mensaje que trasladará hoy a Santiago de Chile y que extenderá a partir de enero a otros países de la región: hay que reforzar el Mercosur para negociar con fuerza con las potencias económicas del mundo. Lula reconoció la parálisis en que se encuentra el organismo que agrupa a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y subrayó que la crisis del Mercosur es la crisis de cada uno de sus miembros.

Hay que superar rivalidades artificiales y retomar los ideales de los ochenta, "que nos movilizaron en la búsqueda de una aproximación entre los países de América del Sur". También hizo un llamamiento a transformar el Mercosur "no sólo en una efectiva unión aduanera, sino en un espacio de convergencia de políticas industriales y agrícolas activas". Esta nueva unión tiene que dar paso, según Lula, a una verdadera integración "como ejemplo de lo que ocurrió en la UE, respetando las particularidades" y que dé prioridad a la discusión de políticas sociales unificadas.

En un futuro de integración en el que países como Chile y Bolivia deben tener cabida como socios plenos, Lula descifró sus dos sueños: "Un Parlamento regional propio elegido por el voto popular que comprometerá más a la sociedad de cada país" y una moneda común que permitirá reforzar las defensas de la región "contra las turbulencias financieras".

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La consolidación del Mercosur y la firma de un acuerdo futuro con la comunidad andina pueden ser pasos importantes no sólo para la política de integración latinoamericana, sino para la puesta en pie de lo que Lula denominó política externa común, "muy importante para las negociaciones sobre el ALCA y con el diálogo con EE UU y la UE". "Estas negociaciones tienen que estar marcadas por la defensa de los intereses nacionales y regionales y la preservación de nuestros sistemas productivos", señaló.

El presidente electo brasileño recordó el balance negativo en las áreas económica y social que ofreció América Latina en los últimos 20 años. "¡Cuántas veces en las dos ultimas décadas hemos visto a las economías de la región desorganizarse por la inflación y hundirse en recesiones de dolorosas consecuencias sociales! El capital extranjero y productivo es bien venido, pero para intentar superar las crisis económicas pasamos a ser dependientes de los flujos financieros internacionales, y con ello disminuyó nuestra capacidad de tomar decisiones soberanas. Quedamos a merced de especuladores que muchas veces no saben dónde están situados nuestros países".

Dicho esto, Lula recordó su histórica victoria en las elecciones del 27 de octubre pasado y el mensaje que recibió de sus conciudadanos: "Este periodo negativo tiene que quedar atrás. Debemos construir nosotros mismos nuestro futuro". No hay lugar para la autocomplacencia, insistió. Fiel a su lema de campaña, reiteró que es hora de cambios "económicos, sociales y políticos". "Brasil no puede seguir conformándose con ser una de las diez mayores economías del mundo y al mismo tiempo ser una nación donde decenas de millones de seres pasan hambre y viven al margen de la producción, el consumo y la ciudadanía plena", añadió.

Las buenas intenciones de Lula han sido recibidas como un balón de oxígeno por las autoridades argentinas, convertidas de la noche a la mañana en fervientes lulistas. Hoy la etapa será Santiago, y en pocos días emprenderá viaje a EE UU y México. Antes anunciará en Brasil la esperada composición de su primer Gobierno.

Eduardo Duhalde (izquierda) y Luiz Inácio <i>Lula</i> da Silva, ayer en Buenos Aires.
Eduardo Duhalde (izquierda) y Luiz Inácio Lula da Silva, ayer en Buenos Aires.ASSOCIATED PRESS

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