El sitio de Calais
Un abigarrado conjunto de policías, mediadores en causas humanitarias, periodistas y turistas permanecieron ayer a la espera de que las autoridades francesas cumplieran su amenaza de sacar por la fuerza a los 90 kurdo-iraquíes y afganos que ocupan desde el sábado la Iglesia de los Pescadores, frente al faro de Calais. Para mayor surrealismo, no menos de cincuenta inmigrantes, llegados después de que la policía acordonara el edificio, aguardaban el curso de los acontecimientos sin miedo a una detención, bajo la mirada protectora de las unidades móviles de televisión y radio.