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El PP admite que el avance de Zapatero 'abre un escenario más exigente para todos'

Los populares confían en que el ascenso sea 'aparente' y no tenga consecuencias electorales

La tesis oficial del Partido Popular es que el avance del líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, 'es sólo aparente y se diluirá como un azucarillo' en muy pocas semanas porque 'muy pronto quedará patente que tras los efectos especiales no hay ni proyecto ni equipo'. Pero otro análisis más crítico que maneja el Gobierno admite el avance de Zapatero en la 'semana socialista' del 22 al 28 de octubre, se congratula de que el PSOE 'parezca ya una alternativa porque eso es bueno para la democracia', y concluye que 'ahora estamos en un escenario distinto, más interesante y más exigente para todos'.

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Para saber cómo interpreta el PP el avance logrado por Zapatero en estas dos últimas semanas, este diario ha recabado la opinión de cinco de sus dirigentes de primera fila. Se trata de conocer cómo valora el partido del Gobierno el impacto de la irrupción de Zapatero en el debate de los Presupuestos del 22 de octubre, jalonado por los eventos del aniversario de la victoria socialista del 28 de octubre de 1982, y traducido todo ello en el empate técnico en intención de voto entre el PP y el PSOE, ambos con un 41%, que refleja la encuesta del Instituto Opina publicada ayer por este diario y que fue realizada los días 28 y 29 de octubre, justo al concluir 'la semana socialista'.

La dirección del PP asegura que no tiene la más mínima preocupación por esta encuesta y recuerda que en julio de 1998, en el ecuador de la anterior legislatura, los sondeos también pronosticaron un empate técnico entre ambos partidos, y cuando se celebraron las elecciones, en 2000, el PP tuvo mayoría absoluta con una distancia de más de 10 puntos. El PP añade que, según sus propios sondeos, la intención de voto popular es del 42%, superior en 4,5 puntos a la intención de voto del PSOE.

Pero antes incluso de conocer la encuesta del Instituto Opina, el análisis más audaz dentro del Ejecutivo ya admitía que el avance de Zapatero supone que 'el PSOE es ahora una alternativa'. Añadía, eso sí, que el líder socialista 'tiene que demostrar que puede mantener el listón a la altura de la expectativa que ha creado y que tiene equipo para ello, que es donde más falla'. Esta tesis mantiene, en todo caso, que 'no hay duda de que el escenario ha cambiado' y que 'es bueno para la democracia que se vislumbre una alternativa'. El 'nuevo escenario es distinto, más interesante y mucho más exigente para todos'.

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Si lo es para todos, en primer lugar lo debe ser para el Gobierno. La argumentación de este alto dirigente popular es que 'al Gobierno siempre se le exige, se le debe exigir, y eso puede variar muy poco. La mayor diferencia ahora es que Zapatero supera ese estado de gracia en el que se le permitía estar porque nadie le tomaba realmente en serio, y pasa a ser examinado como alternativa posible'. Y, en su criterio, Zapatero afronta ese examen con 'un equipo lamentable y sin un proyecto político consistente para toda España'.

Mientras, la tesis oficial del partido es que el avance del líder del PSOE es sólo 'aparente' porque lo 'único que tiene detrás es un golpe de efecto que destila infantilismo y teatralidad'.

Uno de los miembros del Gobierno con más ganas de hacer política admite que 'si esta jugada de los socialistas se hubiese realizado a dos meses de las elecciones generales, sí habría motivos para estar preocupados'; pero enseguida argumenta que, en el horizonte de 2004, esta estrategia 'se agotará antes de que tenga el más mínimo impacto electoral'. En esta línea, compara la 'nube' a la que 'se ha subido el PSOE' con la levitación que también afectó al PP tras su congreso de enero. 'Cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos en el suelo. La euforia socialista será pronto resaca de una mala borrachera, porque los golpes de imagen no llevan a ninguna parte si enfrente chocan con un Gobierno sólido'.

Este análisis recuerda que Aznar 'hizo muchos golpes de imagen' a Felipe González y perdió en 1993. Fueron, en la última etapa del Gobierno socialista, 'los gravísimos y crecientes problemas del PSOE' los que permitieron que el PP 'no tuviera enfrente a un Ejecutivo fuerte, sino a uno lamentablemente debilitado por la corrupción y los problemas internos', por lo que podía 'verse' la alternativa. 'Pese a ello, tuvimos una victoria apretada en 1996'.

Además, según uno de los máximos responsables de la preparación del programa del PP para las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo próximo, 'el partido socialista ha optado por la política fácil, que consiste en decirle a todo el mundo aquello que quiere oír, aunque sean promesas contradictorias'. Esa 'política fácil' tiene, según el PP, 'muy poco recorrido porque no afronta ni busca solución a los problemas de los ciudadanos, y porque los intereses territoriales de las regiones son muchas veces contradictorios'. Y 'lo que es peor', según este dirigente popular, 'mantener ofertas contradictorias y pretender asumirlas pactando con cualquiera, porque lo único que se busca es el poder, debilita a España y refuerza las posiciones de los nacionalistas más rupturistas, con los que el PSOE también está dispuesto a pactar'.

Con estos argumentos de fondo, con la propaganda de que 'los candidatos populares son mejores' y con la 'mayor movilización interna de la historia del partido' para unas elecciones municipales y autonómicas, el PP pretende mejorar los resultados de 1999, cuando sumó el 34,4% de los votos, es decir, 10 puntos menos del 44,5% que lograría en las generales de 2000 y casi un punto menos que el 35,2% que tuvo en las municipales de 1995. 'Pese a que los resultados de 1999 para nosotros fueron aparentemente malos, en el 2000 casi sacamos del mapa a los socialsitas', presume un dirigente con experiencia en su territorio.

La 'total movilización' del partido, la 'convicción' de que los ciudadanos respaldan 'la política de fortalecimiento de España que propugna el PP con un discurso que no varía en función del territorio', y 'los avances conseguidos gracias a estos seis años de Gobierno popular' serán los tres ejes con los que el PP confía en mejorar el 25 de mayo sus resultados de 1999 y, con esa victoria, desbaratar cualquier aproximación de Zapatero hacia La Moncloa. Frente a este discurso, los socialistas atribuyen su avance en las encuestas al 'mal estilo' del Gobierno del PP y a las 'políticas antisociales' que está poniendo en marcha.

Rodrigo Rato, Mariano Rajoy y Jaime Mayor, candidatos a suceder a Aznar, en el último congreso del PP.
Rodrigo Rato, Mariano Rajoy y Jaime Mayor, candidatos a suceder a Aznar, en el último congreso del PP.RICARDO GUTIÉRREZ

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