_
_
_
_
_

Una condena con 10 años de retraso

Los vecinos del Alto del Arenal piden el indulto de Josefa Mahugo

Josefa Mahugo Hernández no niega que fuera con su marido a comprar heroína a Las Barranquillas, ni que él se pinchaba, ni que por eso ahora él está enfermo. Han pasado 10 años desde que la policía detuvo a Antonio con un gramo y medio de heroína en su poder. Josefa, de 49 años, iba con él. Su marido, un año mayor que ella, lo pagó con 19 meses en la cárcel de Alcalá-Meco y ella tendrá que hacerlo ahora.

Hace 13 días, Pepi, como la conocen sus vecinos del barrio de Alto del Arenal (Vallecas), recibió una carta certificada. 'Cari, levántate', le dijo a su marido, 'que es de la Audiencia'. Josefa leyó la hoja entre lágrimas: en dos semanas tendría que ingresar en prisión por tráfico de estupefacientes. La carta recordaba que, en caso contrario, el juzgado la pondría 'en busca y captura'. Para Josefa, esos son términos que sólo se aplican a delincuentes, no a una mujer que trabaja fuera y dentro de casa, que tiene un contrato, que ha logrado llenar su vivienda de colecciones de libros y que cuenta con el apoyo incondicional de sus vecinos. Son ellos los que se han movilizado para pedir su indulto. El domingo pasado salieron a la calle después de escribir en 50 metros de tela consignas exigiendo su libertad.

Ayer no era día para estar en la calle. Hacía mucho viento y llovía, pero los vecinos de Josefa Mahugo salieron de sus casas para recoger firmas y pedir su libertad. El domingo desplegaron pancartas en la calle del Arroyo del Olivar, frente a la casa de Pepi para que, cada vez que salga del portal, se acuerde de que sus vecinos no quieren que se vaya. 'Es majísima. Tiene un carácter muy abierto y anima a todo el mundo'. Sus vecinos dicen que es una mujer muy solidaria, incapaz 'de hacer mal a nadie'.

Su marido, Antonio Morales, salió de la cárcel el pasado mes de agosto. Josefa pensó que ya había acabado todo. Su marido ya no es consumidor de heroína, tienen tres hijos (un niño de 13 años y dos niñas de 11 y 8 años). Él no puede trabajar porque está enfermo, y ella es la que saca la casa adelante. Trabaja de limpiadora en una empresa y allí donde la llamen. Por eso, su marido y sus vecinos creen que si el objetivo de la prisión es la reinserción social, a ella no le hace falta estar encarcelada.

Diez años después de que fueran detenidos, Antonio y Josefa tienen una vida nueva en la que no caben otra vez las visitas a la cárcel. 'Como yo ya había pagado durante 19 meses en Alcalá-Meco', afirma Antonio, 'y le presentamos al juez el contrato de trabajo de Josefa, no pensábamos que iba a venirnos esto de repente'. El abogado de Pepi ha presentado un recurso ante la Audiencia Provincial de Madrid, porque lo que le espera son, en teoría, tres años de cárcel, aunque su marido sólo cumplió 19 meses antes de salir libre.

'Ellos dependen de mí'

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Josefa no se cansa de repetir que sin ella su casa no existiría, que ella no es una asesina ni una ladrona: 'No quiero ni pensar en cómo será el futuro. Mi marido está enfermo, no puede trabajar. ¿Qué va a ser de los cuatro sin mí? ¿Cómo va a salir adelante esta casa? Ellos dependen de mí'.

Para los que la conocen, Pepi no es una vecina más. 'Yo llegué aquí hace dos años', afirma María Rodríguez. 'Desde entonces, cuando hace buen tiempo, nos sentamos en el banco a hablar y a ver cómo juegan los niños. Pepi es muy abierta, muy solidaria. Nos estamos volcando con ella porque sabemos que ella haría lo mismo por cualquiera de nosotros'. Sus hijos tampoco se resignan a que se vaya. La pequeña, en contra de lo que le dijo su madre, recorrió parte del barrio con sus amigos recogiendo firmas entre los vecinos.

Josefa Mahugo está asustada. Tiene miedo desde el primer día que fue a ver a su marido a Alcalá-Meco. Pero sus vecinos confían en que no tenga que ingresar en prisión, y por eso seguirán recogiendo firmas y manifestándose, e incluso irán hasta el Congreso de los Diputados si hace falta. Ni Pepi ni sus vecinos saben qué pasará, pero sí lo que quieren que pase: se reunirán todos, en un día mucho más soleado que el de ayer, y cocinarán entre todos una enorme 'paella salvaje'.

Josefa Mahugo, delante de una pancarta en la que sus vecinos piden el indulto.
Josefa Mahugo, delante de una pancarta en la que sus vecinos piden el indulto.MIGUEL GENER

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_