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Columna
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El 'look'

Puntada a puntada, sin dejar costura suelta, hilan los estilistas socialistas de Madrid el traje perfecto, el diseño ergonómico, la imagen que valdrá más de mil votos, que de poco sirve la ética sin la cosmética y en la pasarela electoral de la Cibeles manirrota ha de lucir la candidata Trinidad un look cosméticamente correcto, una imagen de marca, moderna pero no demasiado moderna; femenina y singular, pero ni demasiado femenina ni demasiado singular; ni recatada, ni frívola, sino todo lo contrario.

Los expertos socialistas reunidos en cónclave para examinar en profundidad el espinoso tema de la chaquetilla de cuero de Trinidad Jiménez no tienen nada de lo que avergonzarse; en la Europa de las libertades, cada uno hace de su capa un sayo a la medida, y hasta el severo y maduro canciller alemán se querella contra un medio de comunicación por alusiones a su tinte de pelo; Isabel Tocino no llegó a tanto con el tema de la laca cuando sus peinados alicatados se convirtieron en objeto de befa y mofa de columnistas y humoristas.

En unas elecciones muy reñidas, hasta el detalle más insignificante cuenta, y se sabe de candidatos que salieron derrotados por los pelos o por no haber sabido escoger una corbata adecuada en un debate trascendental.

No es de hoy la cosa. A Fraga Iribarne le colocaron un bombín, más diminutivo que nunca, en su poderosa cabeza cuando le mandaron a Londres para que se quitara el pelo de las dehesas franquistas y luciera un look más democrático de cara a la transición. Pero en todas partes cuecen habas: los jerséis artesanos de Marcelino Camacho con cremallera habían causado furor unos años antes como iconos de lo que hoy llamaríamos look proletario.

Los expertos en moda y complementos electorales del Partido Socialista Obrero Español se han decantado al final por la socorrida y multiusos tela vaquera, mejor denim, que suena más a diseño. Los sufridos tejanos, adoptados durante mucho tiempo como uniforme de los inconformistas que se rebelaban contra los uniformes, acabaron plenamente integrados, homologados por los diseñadores de moda en cuanto descubrieron que también podían diseñarse pantalones de mil dólares y conjuntos vaqueros de tres mil.

Los asesores del PSOE, asesorados por Globomedia, han asesorado a Trinidad para que cambie el cuero por el denim, una opción ecléctica y centrada, elegante a la par que discreta. El cuero es otra cosa, aunque la chaquetilla torera de la rubia Trinidad no tuviera nada que ver con las chupas punkis y rockeras, pues en las polémicas fotografías se ve a la legua que se trata de un modelo sofisticado adquirido en una boutique de marca. En este caso, las connotaciones anotadas por los expertos tal vez tengan que ver con una imagen demasiado lujosa, agresivamente lujosa, que podría sembrar reticencias en un sensible sector del electorado femenino que no tiene nada así que ponerse porque no puede pagar esos precios.

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En la pasarela electoral Cibeles, Trinidad competirá con un modelo masculino de corte conservador y confección en serie. Alberto Ruiz-Gallardón, heterodoxo en otras cuestiones, se atiene en su guardarropa a la más estricta disciplina del partido, esos trajes negros de fondo de armario y esas corbatas que, según maliciosos rumores, adquieren los populares a muy buen precio en los almacenes de un militante catalán del sector textil al que no le va muy bien en su negocio.

Para evitar problemas en la elección de colores y motivos, los candidatos socialistas practican a menudo el 'sincorbatismo', homologado por grandes diseñadores como Armani y cultivado por otros políticos europeos homologables. En cuanto a los pantalones, la tendencia se desplaza a los chinos, otra prenda de origen proletario reciclada que comparte con el denim la ventaja de no tener que planchar la raya.

Pero aún no está dicha la última palabra en moda electoral. El rojiverde José María Mendiluce, ecologista sin barreras, adelanta el eslogan de su campaña, 'Estilo y Cultura', que tal vez asesore Ágata Ruiz de la Prada, y en las ópticas de la capital no dan abasto para atender las demandas de gafas modelo Agag, negras y de pasta.

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