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ACOSO A SADAM HUSEIN

Un ex inspector de la ONU niega que haya arsenales de armas en Bagdad

Scott Ritter, el polémico ex inspector de la ONU en Irak, aseguró ayer desde Bagdad que el Gobierno de Sadam Husein no posee armas de destrucción masiva y no es una amenaza para el resto del mundo. En una visita organizada por los iraquíes, Ritter dijo, sin embargo, que la mejor manera de demostrarlo era permitir el regreso de los expertos en desarme de Naciones Unidas sin condiciones. Por ahora, Bagdad se ha mostrado dispuesto a negociar siempre y cuando le garanticen el levantamiento de las sanciones.

'Mi país está a punto de cometer un tremendo error histórico', dijo el ex inspector ante el Parlamento iraquí. 'La retórica del miedo de mi Gobierno no se apoya por ahora en ninguna prueba concreta que demuestre que Irak posee armas de destrucción masiva o mantiene alguna relación con grupos terroristas relacionados con el 11-S'.

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Ritter también aconsejó a los responsables iraquíes permitir la vuelta sin restricciones de los inspectores de desarme. 'Irak no puede relacionar el regreso de los equipos de la ONU con otros temas. (...) Una vuelta incondicional es la única vía aceptable'. Las palabras del estadounidense sonaron como uno de los tantos episodios en la guerra propagandística que enfrenta a Washington y Bagdad.

No se han llevado a cabo inspecciones en Irak desde diciembre de 1998. Unscom, la agencia dirigida por el muy polémico Richard Butler, ha sido sustituida por otras siglas, Unmovic, y un nuevo responsable, el más discreto Hans Blix. Pero los problemas siguen siendo los mismos. Las rondas negociadoras que ha llevado a cabo el secretario general de la ONU, Kofi Annan, con los responsables iraquíes desde principios de año han concluido en fracaso.

En el último de estos encuentros, celebrado la semana pasada en Johanesburgo, el viceprimer ministro, Tarek Aziz, dijo a Annan que estaría dispuesto a considerar el regreso de los equipos de desarme a cambio de una negociación sobre el futuro de las sanciones impuestas desde la Guerra del Golfo. Pero la ONU estima que no tiene nada que negociar y que Bagdad debe simplemente someterse a las resoluciones. El ex inspector estadounidense no es ajeno a la polémica. Ésta es su tercera visita a Irak desde que dimitió de su puesto como jefe de los inspectores de Unscom en agosto de 1998, unos meses antes de la evacuación de la ONU. Ex miembro de los servicios de inteligencia militares, capitán de los marines, Ritter criticó duramente al entonces Gobierno del presidente Bill Clinton por ceder ante las presiones de Bagdad.

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Llegó incluso a asegurar en una posterior declaración ante el Congreso que el Gobierno de Sadam Husein seguía ocultando armas de destrucción masiva. En un libro que publicó a principios de 1999, Endgame, y que el Pentágono intentó prohibir, acusó a Washington de usar los equipos de la ONU para sus operaciones de espionaje.

Era exactamente lo que venía asegurando Bagdad, pero lo más irónico es que los iraquíes acusaban a Ritter de ser uno de los espías. La prensa le apodó en una ocasión la hiena.

Desde principios de 2000, el ex inspector estadounidense ha cambiado de opinión. Lleva ya más de dos años asegurando que en 1997 la ONU ya consiguió destruir el arsenal de Sadam Husein y que sólo hacen falta inspecciones técnicas de rutina.

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