_
_
_
_
_
Reportaje:TOUR 2002 | Etapa prólogo

El intratable míster Armstrong

El corredor estadounidense comienza el Tour 2002 como terminó el de 2001, con el 'maillot' amarillo

Carlos Arribas

Primer día, primer golpe, primera demostración. El camino hacia el cuarto Tour se anuncia franco y sin obstáculos para Lance Armstrong, el corredor llegado al ciclismo a caballo entre el siglo XX y el siglo XXI para marcar una era, como antes del él hicieran Fausto Coppi, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Indurain. Esto es territorio Tour, territorio Armstrong. Fue un pequeño golpe de efecto, un ejercicio de intensidad máxima durante nueve minutos y ocho segundos, con el que el Fenómeno de Texas aplacó, agua sobre fuego, todos los mini debates abiertos en las largas jornadas de acercamiento a la carrera. ¿recorrido peligroso? Bueno, un poquito. ¿Armstrong no ha ganado ninguna contrarreloj este año? Bueno, hasta ahora. ¿Los rivales llegan más fuertes? Bueno, por ahí han andado. Y los especialista, qué. Bueno, no ha sido su día. ¿Y el Tour? Uuuuuuh... el Tour es muy largo.

Más información
Óscar Freire gana al 'sprint' la segunda etapa del Tour 2002
El patrón cede un rato el amarillo
Freire desmiente a la historia
El australiano Robbie McEwen gana al 'sprint' la tercera etapa del Tour 2002
Galdeano, nuevo líder del Tour tras ganar el ONCE la contrarreloj por equipos
Kirsipuu gana la etapa y Galdeano conserva el liderato
La partida de póquer de Manolo Saiz
Armstrong es Superarmstrong
El juego favorito de Armstrong
La no conquista del Ventoux

El Tour son 21 etapas y un prólogo y cuatro puntos fuertes. Cuatro momentos en los que hay que dejar las cosas claras. El primero es el prólogo, donde el golpe es simbólico: viene bien darlo, pero tampoco pasa nada si no. El segundo es la contrarreloj por equipos, donde el golpe táctico: hay que tomar posiciones, definir el marco de la carrera, aunque la ganancia en tiempo no sea importante. El tercero es la primera contrarreloj larga, palabras mayores: el primer día sin máscaras ni disculpas, el día en que cada uno demuestra lo que es y lo que puede aspirar a ser, y donde las diferencias de tiempo ya son necesarias. El cuarto es el primer día de montaña, el del golpe disuasorio: aquí se ha acabado el Tour, hermanitos, cada uno que se conforme con quedarse cómo está.

Como en 1999, cuando el prólogo del Puy du Fou, aunque en aquel entonces nadie fue capaz de adivinar qué Armstrong se nos venía encima, el ciclista estadounidense ha comenzado con el puñetazo simbólico, el del daño más psicológico que real. Armstrong se exhibió por los empedrados, murallas, calles medievales, asfaltos y parques de Luxemburgo y desanimó a especialistas (Millar, McGee, Gontchar y compañía), viejas glorias orgullosas y redivivas (Jalaberrt, claro), tipos rápidos (Rumsas) y desafiantes potenciales, outsiders varios (que nunca van solos: la pareja del ONCE-Eroski, Igor Galdeano y Beloki, la pareja del Kelme, Sevilla y Botero; la pareja de americanos, Hamilton y Leipheimer). Lo hizo con su bicicleta última tecnología, sus detalles medidos al milímetro, desde el calentamiento hasta las declaraciones post match, su control de las teclas del Tour. Lo hizo desde el respeto y sin buscar apabullar, lo que rinde más dolorosa la evidencia. Renunció al privilegio de salir vistiendo el maillot amarillo de 2001 porque no creía lógico lucir la conquista de otro año en una carrera nueva; renunció al derecho a deprimir a los demás ya desde el primer kilómetro (no quiso arriesgarse en la zona primera, la del descenso y las curvas, allí donde el fino trazador puede ahorrarse hasta 10 segundos, y forzó la diferencia donde lo hacen los grandes, en el repecho final). No renunció al derecho a ser deportivo: reconoció que tuvo suerte al salir con el pavimento seco (llovió intermitentemente durante la tarde), el mismo pavimento que se encontraron Igor y Beloki, Sevilla y Botero, Hamilton y Leipheimer.

También tuvo el detalle de mostrarnos para qué sirve el picacho que le sale al casco de las contrarreloj que parece el pico de un pájaro clavándose en la espalda. Los teóricos decían que era para evitar las turbulencias que se forman rodando a altas velocidades y que frenan el avance del corredor. No debe, sin embargo, de ser así porque ayer la velocidad media de Armstrong no llegó a 46 kms por hora y eso gracias a que media contrarreloj era bajando, donde la aerodinámica no hace tanto. Y viendo a Santi Botero, el increíble colombiano rubio, con un casco-chichonera marcando el cuarto mejor tiempo, a sólo cuatro segundos de Armstrong (y eso que decía que era pésimo para él el recorrido, con tantos cambios de ritmo, tanta técnica, tanta explosividad), tampoco parece que tuviera mucho efecto el pico de marras. El secreto está debajo, donde se aloja un transmisor, un aparato de radio del que sale un auricular directo al oído, por donde le llegan las referencias temporales dictadas, que no voceadas por un megáfono, como hacen tantos, por el director. Lo que tampoco debió de ser el secreto de la prestación de Armstrong, porque Sevilla llevaba el mismo sistema debajo de su cat like y perdió 25 segundos.

Lo de Armstrong afectó a todos menos a uno. Feliz estaba Mancebo, el escalador del iBanesto.com, la esperanza, para unos cuantos, de una forma de hacer ciclismo que otros creen ya perdida en el siglo XXI, traicionero y tecnológico. El corredor de Navaluenga fue tanto como 12º, el prólogo de su vida, a 1s de Beloki, a 5s de Igor, a 14s de Armstrong. Los que le siguieron dicen que fue un placer verle rodar, comiéndose el aire, manejando con pericia los cambios, fluido y potente. Y dicen también que aparte del Tour del intratable míster Armstrong hay más Tours.

El estadounidense Lance Armstrong, durante el transcurso de la etapa prólogo.
El estadounidense Lance Armstrong, durante el transcurso de la etapa prólogo.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_