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SOS Racisme denuncia el aumento de casos en que se rechaza a inmigrantes como inquilinos

La organización dice que se han hecho realidad los peores pronósticos sobre xenofobia

'Se han hecho realidad los peores pronósticos sobre xenofobia y discriminación'. SOS Racisme dibujó ayer un escenario sombrío en la presentación del informe anual sobre las denuncias recogidas a lo largo del útimo año. Entre los casos que más peso han tenido la organización destacó que cada vez hay más propietarios que se niegan a alquilar pisos a extranjeros e inmigrantes irregulares a los que, a su vez, aprovechándose de su falta de documentación, los empresarios se niegan a pagar. La entidad denunció también tres asesinatos por motivos racistas.

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La portavoz de SOS Racisme en Valencia, Mercedes Erbalejos, fue muy contundente a la hora de evaluar el aumento de denuncias recogidas a lo largo de 2001 respecto a periodos anteriores. 'Este año el informe deja de ser un instrumento de denuncia y sensibilización para convertirse en un toque de atención a la Administración y la sociedad'. Para Erbalejos, el incremento de casos muestra que las medidas preventivas en la lucha contra el racismo 'ya no son suficientes' por lo que son necesarias 'medidas efectivas para evitar una previsible fractura social'.

Entre las denuncias más destacadas están los problemas a los que se enfrentan los extranjeros como inquilinos. El informe recoge un caso de un ecuatoriano que tras firmar un precontrato se le anuló porque la inquilina no deseaba alojar a inmigrantes. En otro, tras alquilar un piso 'en pésimas condiciones' sin contrato a un joven marroquí por el doble de precio del mercado, el dueño de la casa cambió al poco y sin previo aviso la cerradura y le dejó en la calle. SOS Racisme también ha detectado abusos por parte de empresarios que se aprovechan de la falta de permisos de trabajo de los extranjeros. Uno de los más llamativos es el que sufrió un trabajador armenio al que la empresa de construcción para la que trabajaba llegó a adeudar más de 1.500 euros tras trabajar varios meses como peón albañil. En estos casos, las empresas confían en que ante la falta de documentación de los trabajadores, éstos teman denunciar el impago.

A ellos se unen una larga lista de agresiones racistas por parte de grupos neonazis -una de ellos de un ultraderechista que disparó contra niños gitanos- o situaciones como la de un pakistaní que llegó a estar 40 días en el centro de internamiento de inmigrantes de Valencia, operación de apendicitis incluida. SOS Racisme recoge también la muerte de tres personas en 2001, dos jóvenes magrebís tras una 'brutal agresión' sucedida en el barrio de Russafa de Valencia, o un músico ambulante checo en Alicante.

En la presentación del informe, el secretario de la organización, Francisco Solans, criticó que la Generalitat haya sido la última en afrontar una política de integración social a pesar de que la valenciana es la cuarta comunidad con mayor presencia de inmigrantes.

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