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Más de la mitad de los argelinos retan al régimen y boicotean las elecciones

El FLN, antiguo partido único, logra la mayoría en las legislativas seguido de los islamistas

Escasa participación y victoria del antiguo partido único. El resultado de las elecciones legislativas argelinas supone un cierto éxito para los que propugnaron su boicoteo y un revés para el presidente, Abdelaziz Buteflika, que hizo campaña pidiendo un voto masivo. El Frente de Liberación Nacional (FLN), el antiguo partido único que condujo a Argelia a la independencia, ha ganado la consulta gracias probablemente a la buena imagen de su líder, el primer ministro, Alí Benflis, un antiguo defensor de los derechos humanos.

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Buteflika recorrió el país, inclinándose incluso ante los santones de algunos pueblos, y pidiendo 'un voto masivo' en una elección vital. Su ministro de Exteriores, Abdelaziz Belkadem, indicó a principios de semana que la abstención sólo sería tolerable si no superaba el 30% o el 40%. Ha alcanzado el 53,91% al que hay que añadir un 10,57% de sufragios en blanco o nulos. En Argel, la capital, sólo votó un tercio de la población. En la Cabilia rebelde, menos del 2%.

Además de los insurrectos en Cabilia, varios partidos legales muy implantados en esa región, como el Frente de Fuerzas Socialistas o el Reagrupamiento para la Cultura y la Democracia, preconizaban el boicoteo en toda Argelia de unos comicios que habían declarado manipulados de antemano. Otras formaciones que no fueron autorizadas a presentarse, como los islamistas de Wafa, también abogaban por la abstención.

Nuredin Yazid Zerhuni, ministro del Interior, opinó, sin embargo, que el 46,09% de participación, la más baja desde la independencia del país en 1962, 'era aceptable'. Las elecciones se han desarrollado, recalcó, 'en un clima de total transparencia y de respeto sin parangón desde hace 40 años'. 'El ciudadano, con su participación, demostró que la esperanza está permitida', dijo.

El ministro achacó la caída de la afluencia en las urnas, con relación a anteriores comicios, a la obligación hecha a los maridos, a los que las mujeres delegaron el voto, de mostrar en el colegio electoral una delegación escrita y no un mero documento de identidad de la esposa. Otra causa, reconoció, ha sido la 'situación que prevalece en el país' en una alusión a los llamamientos a la abstención.

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'Si no se hubiese recurrido a la violencia y a la amenaza un gran número de personas habría votado' en Cabilia, denunció Zerhuni. A primera hora de la mañana, aseguró, el 65% de los colegios electorales de la región amotinada estaban abiertos, pero, ante la 'magnitud de la violencia', la Administración decidió cerrarlos. Hubo, precisó, 108 heridos entre las fuerzas de orden público, uno de ellos de carácter grave. Un joven manifestante resultó muerto.

De los 389 escaños de la Asamblea Nacional, el FLN logra, con cerca del 36% de los sufragios, una mayoría absoluta de 199, el triple de los obtenidos hace cinco años. Este partido que monopolizó el poder, junto al Ejército, durante 28 años, desde la independencia hasta las elecciones municipales de 1990, vuelve con empuje a la primera fila.

El mérito incumbe, en buena medida, a su nuevo líder, Alí Benflis. Este antiguo defensor de los derechos humanos, fue hace ocho meses el primer dirigente del antiguo partido único que no procedía de la generación de combatientes que ganó la guerra de independencia. Ha iniciado una 'limpia' dentro del partido, eliminando a 'viejas glorias' culpables, para los argelinos, de las penurias que padecen y ha renovado su mensaje denunciando a los 'espíritus atrasados' que torpedean el desarrollo.

Aunque fraccionado, el segundo bloque electoral lo componen tres partidos islamistas moderados -El Islah, Movimiento para la Sociedad y la Paz y Ennahda- que con 1,5 millones de votos y 82 escaños consiguen el respaldo de la cuarta parte del electorado. El Islah, el menos comedido de los tres, es el más votado (10,02%). Su resultado dista mucho de los 3,2 millones de sufragios que, con menos electores inscritos, obtuvo en 1991 el Frente Islámico de Salvación antes de que el Ejército interrumpiese el proceso electoral y lo disolviese. Buena parte de los islamistas argelinos no se identifican con esas tres formaciones, menos radicales que el FIS, y probablemente han optado por la abstención.

Un partido artificial, el Reagrupamiento Nacional Democrático, creado en 1997 para apoyar al entonces presidente, Liamin Zerual, se desmorona al dividirse por tres -de 155 a 48- su número de escaños. Por último, la única formación dirigida por una mujer, Luisa Hannun, el trotskista Partido de los Trabajadores, cosecha casi un 5% de los sufragios y 21 escaños.

Un grupo de mujeres, durante el recuento de votos en un colegio electoral del centro de Argel el pasado jueves.
Un grupo de mujeres, durante el recuento de votos en un colegio electoral del centro de Argel el pasado jueves.ASSOCIATED PRESS

Recuento polémico

Ni siquiera aquellos que han vencido se dan por satisfechos. Abdalá Yabala, el líder de El Islah, la joven formación islamista que con el 10,08% de los sufragios se ha convertido en la segunda fuerza política de Argelia, aseguró que sus 'resultados no reflejan la voluntad del pueblo'.

Yabala afirmó que, pese a la baja participación, en 'algunas urnas aparecieron el 100% de las papeletas de los votantes y de esos sufragios un 80% era para un determinado partido', añadió aludiendo al Frente de Liberación Nacional (FLN), el vencedor de los comicios.

Las acusaciones de aquellos que boicotearon los comicios son aún mas contundentes. Said Sadi, el líder del Reagrupamiento para la Cultura y la Democracia, un partido de origen cabil, se lamentó de que 'tras años de lucha por la libertad de expresión, la justicia social y los derechos humanos, los argelinos sean sometidos de nuevo al régimen de partido único', como ya sucedió con el FLN hasta 1990.

'El escrutinio de las papeletas', respondió el primer ministro y líder del FLN, Ali Belfis, 'se ha desarrollado en presencia de representantes de todos los partidos que han firmado las actas' y ése no ha sido el único control democrático.

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