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Reportaje:

Maremoto entre Bruselas y Madrid

El debate sobre la política pesquera abre una guerra de presiones entre España, Dinamarca y la Comisión Europea

Carlos Yárnoz

La batalla ya se ha cobrado sus primeras víctimas en medio de graves acusaciones cruzadas entre Bruselas, Madrid y Copenhague. Pero no ha hecho más que empezar. La propuesta del comisario de Agricultura y Pesca, el austriaco Franz Fischler, claramente perjudicial para los intereses españoles, ha provocado un explosivo cóctel, entre cuyos ingredientes está el cese del director general de Pesca, airadas cartas de protesta de la comisaria Loyola de Palacio, una llamada de José María Aznar al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, el enfrentamiento de ésta con su colega sueca Margot Walström o la metedura de pata del ministro Miguel Arias Cañete al declarar que España 'instruyó' a sus comisarios para bloquear el proyecto.

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Todo comenzó hace dos semanas. El comisario Fischler, famoso en España desde el duro pulso que protagonizó la década pasada a cuenta del olivo con Loyola de Palacio como ministra de Agricultura, propuso que la reducción del 40% de la capacidad pesquera de la flota comunitaria programada para proteger a las especies se consiga, entre otras fórmulas, con una reconducción de ayudas europeas para aumentar el ritmo de desguace de buques españoles, franceses, griegos o portugueses. Por el contrario, la reforma apenas afecta a las flotas de países del norte de Europa, más modernas y potentes y centradas en la industria pesquera de transformación y no tanto en la pesca destinada al consumo humano.

Enterada del contenido de la reforma, Loyola de Palacio, vicepresidenta de la Comisión encargada de la cartera de Transportes y Energía, envió el 16 de abril una carta a Fischler en la que por dos veces dijo estar 'muy preocupada', además de 'muy sorprendida', por el planteamiento de su colega. En las mismas fechas, la comisaria de Medio Ambiente, la sueca Walström, también se dirigió por escrito a Fischler para darle su apoyo. Para tensar más la cuerda, Walström declaró a EL PAÍS el lunes pasado que está totalmente en contra de la posición a favor de la energía nuclear que sostiene De Palacio. La ministra alemana de Agricultura, Renate Künast, se apuntó a la guerra y escribió también a Fischler protestando por el retraso del debate en la Comisión.

La propuesta fue difundida en la prensa los días 20, 21 y 22 de abril. Ese mismo fin de semana, Aznar llamó a Romano Prodi para expresarle su oposición al plan. El mismo 23 a mediodía, la Comisión ya advirtió de que, en contra de lo previsto, el proyecto se había retirado del orden del día de la habitual reunión de los miércoles del Ejecutivo comunitario para debatirlo un mes más tarde.

Sorprendentemente, en la reunión del miércoles 24 la Comisión acordó el cese del director general de Pesca, el danés Steffen Smidt. Su relevo estaba previsto para estos meses, pero la coincidencia de fechas no pudo ser más turbadora. El eurodiputado danés Jens-Peter Bonde ha relacionado directamente el relevo de Smidt con una supuesta 'presión ilegal' desde España.

Hasta ahí, por mucha tensión que hubiera en el ambiente, nadie podía acusar a nadie de haber hecho nada ilegal ni, por supuesto, había la más mínima prueba de esas supuestas presiones. Todo se limitaba, incluida la llamada de Aznar o las cartas a Fischler, a un cruce de opiniones contrapuestas.

Pero el ministro Arias Cañete hizo saltar todas las alarmas. El día 25 declaró en TVE: 'Los Estados miembros que formamos ese grupo hemos instruido a nuestros comisarios respectivos para que trataran de parar la reforma'. 'Es cierto que se han ofrecido presiones', agregó. El Tratado europeo especifica que los comisarios 'ejercerán sus funciones con absoluta independencia' y 'no solicitarán ni aceptarán instrucciones de ningún Gobierno'.

Al día siguiente, y en un vuelo de Madrid a Murcia, Arias Cañete pidió disculpas a Fischler, pero el Gobierno y la prensa danesa, como algunos altos cargos de la Comisión y otras capitales europeas, no dejaron escapar la ocasión. De Palacio fue acusada desde Copenhague de actuar a las órdenes de Aznar y la ministra danesa de Agricultura, Mariann Fischer-Boel, pidió la dimisión de los comisarios 'presionados'.

Punto de vista español

La comisaria española respondió en una dura carta al diario danés Politiken que 'no hubo presiones ni instrucciones de ningún Gobierno', pero que tampoco tolerará 'restricciones ni presiones' a su 'libertad e independencia' a la hora de defender sus puntos de vista en Bruselas.

Cogido en medio de todo el tiroteo, Prodi ha soportado esta semana todo tipo de interrogatorios en sus comparecencias ante los periodistas. '¿Hemos cedido a eventuales presiones?', se preguntó el pasado martes. 'La respuesta es no', se respondió, para añadir: 'En todo caso, quien hace las presiones no somos nosotros'.

Ahora, la propuesta se debatirá en Bruselas a finales de este mes. Obviamente, la agria polémica abierta debilita al Gobierno español, ya condicionado por la mesura que debe mantener en su actual papel de presidir la UE. De ahí la enorme preocupación de las principales asociaciones y federaciones españolas de pesca, que, en una carta conjunta a Fischler, se declaran 'perplejas' por la 'política excluyente' que propugna el comisario. 'Esta reforma', afirman, 'se hace exclusivamente para perjudicar al sector pesquero español' y, en cambio, beneficia a los modernos barcos del norte responsables de los mayores daños a los pequeños peces que caen en sus enormes redes dedicadas a capturas para hacer harinas.

Ataques a De Palacio

Loyola de Palacio, la incansable vicepresidenta de la Comisión desde 1999, ha ganado hasta ahora todas sus batallas en el Ejecutivo comunitario o, en el peor de los casos, las ha terminado en tablas. Es ésa una afirmación suscrita por sus colegas, varios de los cuales ya han sufrido en sus propias carnes la fuerza arrolladora de la ex ministra española a la hora de debatir cuestiones sensibles como la acción de oro, las ayudas al carbón y al tabaco, las compensaciones por la transición a la competencia (CTC) o las negociaciones con las aerolíneas tras el 11-S. Pero precisamente por eso son varios los comisarios que tienen cuentas pendientes con ella y estos días lo están demostrando, cuando sus colaboradores difunden extraoficialmente la carta de la comisaria a Fischler o la acusan sin tapujos de defender los intereses españoles en Bruselas. Los ataques que esta semana ha sufrido De Palacio, en buena medida aprovechando el grave error cometido por el ministro Arias Cañete, la han colocado en una complicada situación. Pero, además, toda esta pelea se produce cuando debe faltar ya muy poco tiempo para que la Comisión debata qué sanción imponer a España por el masivo fraude del lino registrado cuando De Palacio era ministra de Agricultura. Los técnicos de la dirección de Agricultura en Bruselas, en una iniciativa sin precedentes, ya propusieron el año pasado que España devuelva todas las ayudas que recibió España por el lino: unos 126,21 millones de euros. Pero ahora la Comisión debe decidir si acepta o no ese planteamiento y De Palacio ya ha anunciado que estará presente en el debate. Ahora, para aliviar la tensión, desde la Comisión Europea se aconseja al Gobierno español que Arias Cañete pida excusas públicamente y reconozca que cometió un error. De no hacerlo, señalan fuentes oficiales en Bruselas, siempre quedará en el aire cuando menos la duda y no faltará quien lo aproveche.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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