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LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

Las 'herriko tabernas', mucho más que una sede política

Los dirigentes de Batasuna se han mostrado convencidos de que la investigación de la financiación de ETA y Batasuna iniciada por el juez Baltasar Garzón iba a pasar irremisiblemente por el registro policial y masivo de sus sedes sociales, las herriko tabernas, que abundan en la geografía vasca. Sin embargo, no han sido éstas, por ahora, objetivo de la investigación. Salvo la sede de la localidad vizcaína de Romo registrada el lunes por la tarde, los agentes no han pisado, al menos por el momento, otra sede social de Batasuna, pese a la alarma de que se iba a producir un registro 'pueblo a pueblo' del portavoz Arnaldo Otegi.

La herriko taberna (bar del pueblo) que Batasuna tiene abierta en la mayoría de los municipios vascos -están registradas 104- es mucho más que la sede política de la formación independentista radical. Suele ser un lugar de encuentro, un centro del activismo que acoge las actividades del partido político, un bar abierto para el poteo como tantos otros y, en aquellos pueblos en los que Batasuna tiene especial apoyo electoral, un lugar de referencia y de influencia, dada su céntrica ubicación, por lo general.

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Seña de identidad

No suele ser difícil reconocerlas. Una profusión de ikurriñas a las que, en ocasiones, acompañan un águila negra (arrano beltza) sobre fondo amarillo y el anagrama que Eduardo Chillida realizó para reclamar la amnistía durante la Transición -que se apropiaron las Gestoras pro Amnistía en los años posteriores- han sido en estas dos décadas una inconfundible seña de identidad de las sedes radicales. Últimamente, estos símbolos aparecen acompañados de otra pancarta que ha irrumpido entre los signos de referencia: la que dibuja en negro el mapa de Euskadi y Navarra junto a la leyenda 'Euskal presoak Euskal Herrira' (Presos vascos a Euskal Herria).

Tras el cambio generacional que se produjo en el seno de la formación radical en la década de los noventa, las herriko tabernas han ido adquiriendo una significación distinta a la de sedes de encuentro social o político. Se han convertido en soporte del activismo de sus principales usuarios: las juventudes de Jarrai o Haika o Segi. Estos grupos, que han adquirido protagonismo y poder interno con la práctica de la violencia callejera cada vez más activa como una forma de presión política, no han tenido reparo en utilizar algunas de estas sedes políticas como infraestructura necesaria para ejercer su activismo.

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Hay muchos ejemplos de esta nueva utilización que han experimentado las herriko tabernas por parte de la nueva dirección, especialmente tras la ruptura de la tregua de ETA. Actuaciones policiales han terminado en registros de estas sedes en Urretxu, Zumárraga, Getxo, Rentería, o las del casco viejo y el barrio de Gros en San Sebastián, donde tras los registros se ha permitido demostrar que eran algo más que un almacén de banderas y símbolos radicales.

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