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Crónica:Ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Liverpool gestiona con éxito su racanería

El miedo es libre, pero esclaviza. En el fútbol, al miedo se le conoce con distintos apodos: precaución, control, paciencia, conservadurismo y cosas por el estilo que sólo tienen por objeto ocultar el sudor frío que delata al miedo. El Liverpool, por tradición y genética futbolísticas, no pasa por ser un equipo miedoso, pero lo es, y a poco que el rival le reduzca el campo, le sale el gen primigenio que le induce a golpear el balón con la saña de la impotencia. Del Bayer Leverkusen se conocen sus carencias fundamentales que están asociadas a las carencias genéricas del futbol alemán. En resumen, que el arte está de sobra, limitado a un puñado de futbolistas generalmente desconectados del colectivo. Es el caso de Owen, que casi todo lo hace bien, pero su equipo le desabastece a menudo; del alemán Ballack, que ayer actuó como medio centro, muy lejos de la portería, y por lo tanto redujo su peligrosidad a niveles ínfimos; del turco Bastürk, tan interesante técnicamente como confuso en su juego; de Lucio, un central con aspecto de manejador del juego o de Hyypia, un chico contundente que nunca pierde la calma. Por eso el primer tiempo de un choque presuntamente estelar resultó un fiasco absoluto, de esos que quitan el sueldo a los porteros, hasta que el Liverpool halló lo que buscaba: un saque de esquina como único camino posible hacia el gol. Lo marcó el cabeceador Hyypia con el pie, pero lo fraguó Owen, con su inteligencia, con la colaboración del despistado Placente.

LIVERPOOL 1| BAYER LEVERKUSEN 0

Liverpool: Dudek; Carragher, Henchoz, Hyypia, Riise; Murphy, Hamann, Gerrard, Smicer (Berger, m. 75); Heskey y Owen (Litmanen, m. 71). Bayer Leverkusen: Butt; Sebescen, Lucio, Ramelow, Placente; Schneider, Ballack, Bastürk, Ze Roberto; Neuville (KIrsten, m. 73) y Berbatov (Zivkovic, m. 65). Goles: 1-0. M. 44. Saque de esquina que no acierta a despejar Placente, Owen recoge el balón con el pecho en el segundo palo y su centro-chut lo empuja Hyypia a la red. Árbitro: Anders Frisk (Suecia). Amonestó a Lucio, por protestar, y a Ramelow (que no podrá jugar el partido de vuelta), en el Bayer Leverkusen, y a Carragher y Hyypia, en el Liverpool Unos 45.000 espectadores en Anfield Road. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de la Reina Madre de Gran Bretaña, Isabel Bowes-Lyon.

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El Bayer Leverkusen apenas se inmutó. Si acaso adelantó un poquito a Ballack a su territorio natural, merodeando el área, e introdujo al veterano Kirsten en lugar de un vulgar Berbatov, el último ídolo búlgaro. Pero su apuesta siguió siendo igual de pobre, tan cuidadosa con el balón como escuálida de ideas. Al menos, su cambio de actitud le permitió al Liverpool encontrar espacio para el contragolpe, pero el papel de finalizador le tocó al noruego Riis, poco ducho en la materia. Por dos veces pudo sentenciar la eliminatoria, pero fracasó en ambas. El Leverkusen se hizo con el balón pero sólo sacó, a cambio, un disparo de Ballack. Dudek ni echó a lavar el jersey. La eliminatoria se decidirá en Alemania. Si repiten el partido, todo huele a prórroga, a una historia interminable.

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