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VISTO / OÍDO
Columna
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Minorías

Una de las más importantes afirmaciones de la democracia es el respeto a las minorías. La disminución creciente de valores democráticos se refleja en la tendencia a suprimir los derechos de los menos. Me refiero concretamente a dos temas del día, la eutanasia y las relaciones sexuales entre parejas libres. Hay más muestras. Pueden ser hechos individuales y poco importantes, como la condena del obispo de Salamanca a una obra de Stephen Berkoff que lleva el teatro de la Abadía, como si la figura de Jesús no admitiera las miles de interpretaciones que se han hecho incluso dentro de la fortaleza católica, o la destrucción de la tumba de Leopoldo Alas en Oviedo: dolorosa para su familia -que ya vio a los vencedores de la guerra destruir su monumento y fusilar a su hijo-, pero insignificante en relación a La regenta, ya indestructible. Más duro es que el famoso fiscal del Reino pida la expulsión de los extranjeros 'con varios delitos leves': es decir, un castigo que puede suponer el destrozo de vida y familia por hechos que a un español ni le llevarían a la cárcel. La expulsión del país donde se vive debe ser objeto de un juicio: es una pena demasiado grave.

Hay hechos que no dependen ya de la autoridad, sino del atizamiento de pasiones de las mayorías. Espero que no suceda aquí como en Francia, donde la actitud de Sharon como criminal de guerra está llevando a mostrar un viejo antisemitismo que parecía desterrado. Por cierto, hay que combatir la tendencia a igualar antisemitismo (contra los semitas) con antisionismo, que hoy no es más que la utilización del regreso a la 'tierra prometida' -Sión, Palestina- por la geopolítica militar del Reino Unido reemprendida por Estados Unidos, con un resultado tan catastrófico como el que estamos viendo; regresar al antisemitismo es dejar salir de dentro los bichos nazis, y quizá sea dejar salir a los bichos de la Reconquista la campaña antimusulmana que comenzó el 11 de septiembre y se reflejó contra nuestros emigrantes y sus mezquitas, y se está oficializando en la polémica de la 'integración' contra la pluralidad.

Todo es consecuencia de la reducción contra el espíritu de la democracia y de la forma de envilecer esa palabra, como cuando Sharon se muestra decidido a aceptar un Estado palestino siempre 'que sea democrático': o sea, a su imagen y semejanza.

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