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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Van Morrison encandila en el Kursaal

Sin artificios ni juegos de luces. La simple presencia de Van Morrison, una banda de siete músicos y un puñado de buenas canciones bastaron para encandilar a las 1.800 personas que abarrotaron la noche del sábado el auditorio del Palacio Kursaal, en la primera de las dos actuaciones que el cantante irlandés ha ofrecido en San Sebastián este fin de semana.

Morrison, enfundado en un traje gris y tocado con el sombrero y las gafas oscuras características, irrumpió en escena empuñando un saxofón y se unió al grupo en un rhythm and blues instrumental. Los toques blues del tercer tema reforzaron el ambiente de club con solera que proponía el apiñamiento de los músicos en escena y, acto seguido, el autor de Moondance dejó el saxo para centrarse en el micrófono y entonar Days like this. Después de alternar sus canciones más recientes con las ya clásicas durante casi hora y media, hizo un amago de despedida para regresar con dos bises y su ya inmortal Gloria, que encendió definitivamente a la audiencia.

Fue un buen concierto, concentrado y profesional, como suelen ser los suyos. Además del saxo, Van Morrison echó mano en tres temas de la armónica, pero dejó a todos con ganas de escuchar la guitarra acústica, que permaneció muda a sus pies durante toda la velada, y un piano de cola cuyas teclas tampoco fueron pulsadas.

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