_
_
_
_
_
Reportaje:AMÉRICA LATINA

Los beneficios de una depreciación

La cotización del peso se aproxima a la del real y suaviza las tensiones entre Argentina y Brasil

Alejandro Rebossio

Ni el Gobierno ni las empresas argentinas pueden quejarse más de Brasil. Al menos por el tipo de cambio. Desde que el real empezó a devaluarse en 1999 hasta que el peso hizo lo propio en enero pasado, funcionarios y ejecutivos de Argentina protestaban porque la brecha cambiaria perjudicaba sus intercambios de manufacturas, desviaba inversiones y mudaba fábricas a Brasil. El negocio consistía en aprovechar la unión aduanera de Mercosur para producir barato en el gigante suramericano y vender caro en Argentina. Pero esta semana el peso pasó a valer menos que el real.

La perspectiva de que una ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) se retrasará más de lo esperado por el presidente argentino, Eduardo Duhalde, hundió el peso, que el miércoles cotizaba a 2,42 unidades por dólar. En cambio, con 2,34 reales alcanzaba para comprar un dólar. Hasta hace poco más de dos meses la moneda argentina estaba en paridad fija uno a uno con la estadounidense.

La diferencia cambiaria nunca ha sido el motivo principal de las fluctuaciones del comercio y la inversión entre los dos gigantes

Que Argentina cuente con una moneda menos valorada que la de Brasil no significa que su economía sea más competitiva. Héctor Massuh, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), admite que resta dilucidar cuáles serán los niveles de estabilización de la moneda y de la inflación. El índice de precios al consumo (IPC) de Argentina creció en los dos primeros meses del año el 5,5%, frente al 30% que aumentó en Brasil desde que el real comenzó a flotar. Distintos informes coinciden en que los precios de ambos países ya se han equiparado.

Falta de competitividad

Massuh opina que la falta de competitividad argentina dejó de radicar en el tipo de cambio y pasó a asentarse en la carencia de crédito. Su país está en suspensión de pagos, mientras Brasil otorga financiación a bajos tipos para sus pymes. El economista Dante Sica, del Centro de Estudios Bonaerense (CEB), observa que la diferencia cambiaria nunca constituyó el principal motivo de desvíos de comercio e inversión. La balanza comercial bilateral depende más de la actividad económica de ambos países. Argentina mantuvo en los últimos tres años un superávit en los intercambios porque su recesión desalentó más importaciones de las que benefició la devaluación del real. 'El saldo favorable argentino se explica porque crecieron las exportaciones de productos agrícolas y petróleo. Las ventas de manufacturas de orígenes agropecuario e industrial bajaron y a partir de mitad de año pueden recuperar 700 millones de dólares (804 millones de euros)', vaticina Sica.

El traslado de los fabricantes de automóviles y sus proveedores, fabricantes de calzado, medicinas o alimentos, se basó principalmente en los subsidios a la radicación de empresas que ofrecen los Estados de Brasil, según el economista del CEB. 'La devaluación del peso puede frenar el desvío de inversiones, pero la inseguridad jurídica torna a Argentina un lugar poco apto para la inversión este año', sentencia Sica.

No son las únicas malas noticias para el país de la Plata. Ahora se especula con la posibilidad de que el Gobierno de Duhalde comience a cerrar los bancos más débiles a partir del próximo mes y a fusionar otros más sanos como paso previo a levantar las restricciones a la retirada de efectivo en las ventanillas y a las transferencias de fondos.

Así, según el secretario de Finanzas, Lisandro Barry, una nueva agencia estatal comenzará a evualuar cuáles de los 87 bancos del país, y que deben hacer frente a unas pérdidas de 65.000 millones de dólares, se quedarán en el camino después del 15 de abril, para que los depositantes decidan si convierten sus ahorros en nuevos bonos del Gobierno.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_