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La falta de clientes fuerza a Global Crossing a suspender pagos

Cuarta mayor bancarrota en EE UU

La fulgurante carrera de Global Crossing, un gigante de la tecnología que invirtió 15.000 millones de dólares (16.800 millones de euros) en crear una red de fibra óptica que unía Europa, América y Asia, ha concluido abruptamente con la presentación de suspensión de pagos, la cuarta mayor de la historia en EE UU. La firma, gran donante de fondos a la clase política del país, fue incapaz de atraer a los clientes necesarios para rentabilizar su red.

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Global Crossing ha seguido un camino similar en Bolsa. En su momento cumbre, justo antes de la explosión de la burbuja de Internet, en la primavera de 2000, alcanzó un capitalización bursátil de 48.000 millones de dólares. Las acciones superaban los 75 dólares. Ayer se pagaban centavos por su papel, hundido con el desfondamiento de la nueva economía. La crisis culminaba el lunes en el refugio de la suspensión de pagos, con activos por valor 22.400 de dólares frente a un pasivo de 12.400 millones, la mayor en el sector de las telecomunicaciones.

Dos firmas asiáticas (Hutchison Whampoa, emporio del hombre más rico de Hong Kong, Li Ka-shing, y Singapore Technologies) han ofrecido 750 millones de dólares por el 60% de Global Crossing.

Global Crossing fue creada en 1997 en Los Ángeles (aunque radicada a efectos fiscales en las Bermudas) por Gary Winnick, un agresivo y encantador ejecutivo de ventas que trabajó en su día junto a Michael Milken, de infausta memoria en el planeta de los bonos basura, en Drexel Burnham Lambert. Winnick consiguió ingentes inversiones para Global Crossing con el señuelo de la nueva economía y la aparentemente insaciable necesidad de particulares y empresas de todo el mundo de explotar las posibilidades de Internet.

El derrumbamiento de la compañía evoca la crisis de la compañía energética Enron, que ha suspendido pagos. Global Crossing era también un gran donante de fondos a la clase política, en su caso con los demócratas como principales beneficiarios. Como Terry McAuliffe, presidente del Comité Nacional Demócrata, que obtuvo buenos beneficios con la venta de acciones de la empresa antes de su crisis.

En el grupo de inversores de lujo de la compañía, se encontraba el ex presidente George Bush, quien recibió 80.000 dólares en acciones a cambio de ofrecer una conferencia para los clientes de Global Crossing en Tokio en 1999. Bush vendió más tarde los títulos.

Winnick llevaba una vida de lujo que superaba la extravagancia habitual en Bel Air. En 1998 compró una casa en una parcela de 1,6 hectáreas por 60 millones de dólares, la más alta cifra pagada por una residencia individual en Estados Unidos, según The Wall Street Journal. Las obras de reforma en la vivienda superan los 30 millones de dólares.

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