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LA CRISIS EN ARGENTINA

El trueque sustituye a la economía formal

El intercambio de productos, en asentamientos urbanos y rurales, se extiende por todo el país

La economía del trueque está apoyando, cuando no sustituyendo, a la economía formal en los sectores más castigados por la crisis argentina, especialmente ante la falta de liquidez monetaria que sufre la población desde mediados de diciembre. El intercambio de productos agrícolas, de utensilios domésticos, de herramientas, o de recuerdos familiares, suceptibles de ser útiles al que lo compra y el que lo vende o intercambia, permite a miles de argentinos que su economía doméstica siga funcionando, al tiempo que aleja las carencias alimentarias o el hambre que sufre un sector cada vez mas extendido de la población.

Carlos Saldaño, 50 años, 17 de ellos en Santa Catalina 3, en la provincia de Buenos Aires, es la máxima autoridad como jefe político del Partido Justicialista del asentamiento. Su casa congrega cuatro días a la semana a cientos de pobres que acuden a intercambiar ropa y comida, esencialmente. 'El club del trueque fue fundado hace siete años por un pastor evangélico, pero como antes no había tanta necesidad esto no se veía'.

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Se trata de un movimiento ciudadano en alza, que comienza a coordinarse por todo el país. La pasada semana sus representantes participaron junto a varias organizaciones religiosas y sociales en un encuentro por el consenso nacional auspiciado por el representante de la ONU en Argentina, el español Carmelo Angulo.

Ahora, la necesidad obliga a desarrollar la imaginación, que se manifiesta en esta economía de supervivencia y que ha dado ánimos al asentamiento. Para asociarse hay que pagar dos pesos, que equivalen a 50 créditos, que es la moneda que circula en Santa Catalina y en otros clubes de trueque. Hay billetes de 1, 2, 3 y 5 créditos. 'Para que tenga una idea le explico: una docena de empanadas vendría a costar 14 centavos, cuando en cualquier lado se pagan a 4 ó 5 pesos. Barato'.

La gente trae de todo, comida y mercadería sobre todo. Empanadas, pizza, pasta flora, azúcar, yerba de mate, harina... Hay muchos lugares que aceptan créditos. Incluso hay fábricas que están trabajando y pagan con créditos a la gente. 'A cuatro cuadras tengo gente que viene a comprar acá y que están cobrando 400 créditos por quincena'. La mayoría de participantes en el club del trueque son mujeres, bolivianas, paraguayas y del norte de Argentina. No hay lugar para los productos sofisticados. Algunos juguetes y discos compactos usados son la única concesión.

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Llega gente de otros asentamientos y villas como Villa Albertina, Juan Manuel de Rosas, Dos de Abril y los barrios vecinos de Santa Catalina 1 y 2. El 90% viene a vender. 'Hace años trabajaba en la unidad sanitaria y no se escuchaba hablar del trueque. Yo empecé hace un mes con esto. La gente no tiene plata. Acá se cobra un crédito o 50 centavos porque hay gente que viene por primera vez y no tiene crédito y tampoco tiene los 50 centavos, pero nosotros los dejamos pasar lo mismo porque acá lo que queremos es que la gente salga conforme', dice Saldaño.

La fruta y la verdura proceden del Mercado Central de Buenos Aires. Los más avispados van en el tren, sin pagar, a buscar los productos que se descartan para la venta. En el club del trueque se aceptan todas estas mercancías, con las que obtienen diversos créditos que sirven para comprar aceite, fideos, arroz o ropa.

Comestibles, ropa, verduras y herramientas se intercambian en una feria del trueque celebrada en un barrio de Buenos Aires.
Comestibles, ropa, verduras y herramientas se intercambian en una feria del trueque celebrada en un barrio de Buenos Aires.RICARDO CEPPI

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