Cinco veces más que ayer

En el movimiento estudiantil español, las protestas protagonizadas en las últimas semanas contra la LOU no han tenido precedentes. Se han manifestado juntos por primera vez todos los colectivos de la comunidad universitaria (rectores, alumnos, profesores y personal de administración) y los incidentes violentos propios de manifestaciones de décadas anteriores apenas se han producido. El movimiento estudiantil de toda España está agrupado en la Campaña Estatal contra la LOU, formada por medio centenar de asociaciones, y en la federacion FEREUP, que reúne a los representantes electos en claustros y juntas de las universidades.

En la última movilización estatal del pasado miércoles salieron a la calle 200.000 estudiantes en un solo día para protestar, cinco veces más que los 40.000 alumnos que participaron en la movilización más numerosa de alumnos de los años ochenta, sucedida en el curso 1986-1987. Todo un récord.

Los estudiantes de las actuales protestas piden la retirada de la ley y la dimisión de la ministra de Educación, Pilar del Castillo. Estos jóvenes aseguran que continuarán con las movilizaciones hasta que se retire el proyecto, que actualmente se debate en el Senado. Las próximas protestas generales serán el próximo día 28 (convocada por el Sindicato de Estudiantes en secundaria y universidad) y el 1 de diciembre, que habrá una 'megamarcha' sobre Madrid organizada por alumnos y sindicatos, con la participación del PSOE e IU. Estas movilizaciones poco tienen que ver con las de años anteriores.

El movimiento estudiantil más fuerte resurgió en el curso 1986-1987 contra la prueba de selectividad y la posible supresión de los exámenes de septiembre. En Madrid se congregaron unos 20.000 estudiantes de institutos y otros 30.000 en total salieron en otras ciudades como Burgos, Teruel, Zamora, Segovia y Albacete. Era una protesta distinta a las anteriores, de jóvenes que aún no eran universitarios, algo muy inusual en un país en el que la protesta estudiantil se había asociado siempre a las aulas universitarias.

El entonces ministro, José María Maravall, consideró que no era negociable la supresión de la selectividad. Las universidades apoyaban la existencia de la selectividad. Pero no fue un invento socialista. Comenzó a celebrarse desde que se aprobaron las pruebas de actitud para el acceso a las facultades y escuelas técnicas en 1974, cuando era ministro de Educación y Ciencia Cruz Martínez Esteruelas.

El catalizador de estas protestas fue el Sindicato de Estudiantes, que, con una labor tenaz puerta a puerta, al estilo de los grupos trostkistas, organizó a los estudiantes de enseñanzas medias a través de los entonces recién creados consejos escolares de los institutos. El cabecilla de este grupo era Juan Ignacio Ramos, un joven que tenía entonces 22 años y estudiaba la carrera de Historia. Pero uno de los más populares de esas movilizaciones, aún hoy recordado, fue Jon Manteca, apodado el cojo Manteca, famoso, entre otras cosas, por romper farolas y marquesinas con su muleta en las manifestaciones. Llegó a ser detenido y a permanecer en prisión preventiva. Este joven murió en 1996 de una larga enfermedad.

En las manifestaciones que se sucedieron a lo largo del curso llegaron a participar 40.000 estudiantes; 100.000, según los organizadores. En Madrid protestaron 3.000 estudiantes, según la policía, 10.000, según los organizadores. En Barcelona salieron 5.000, según la Guardia Urbana, 15.000, en opinión de los convocantes.

Ese mismo año, los estudiantes universitarios organizaron otra protesta, esta vez contra la reforma de los planes de estudios de universidad y de enseñanzas medias. Los jóvenes, liderados por la Coordinadora Estatal de Enseñanzas Medias y Universidad, exigían además paridad con los profesores en los órganos de decisión de las universidades.

Se paralizaron algunas facultades, sobre todo las llamadas de Letras y hubo enfrentamientos con la policía, heridos y detenciones en algunas ciudades. Una estudiante resultó herida de bala en la manifestación del 23 de enero de 1987 en Madrid. En esa protesta se rompieron 47 cabinas, 20 semáforos y decenas de metros de vallas. En otras posteriores hubo heridos y detenidos.

La oposición del PP acusó entonces a Maravall de 'claudicar ante los estudiantes'. El ministro dialogó con en ellos pidiéndoles una única condición, según manifestó ante la Comisión de Educación en el Congreso de los Diputados: 'La renuncia a la violencia y el respeto a la legalidad democrática'.

El ministro ofreció a los estudiantes la supresión de las tasas académicas en el bachillerato y la FP de los centros públicos, matrícula universitaria gratuita para alumnos de familias con baja renta y el compromiso de que las tasas no subirían en los siguientes años por encima del IPC. La Coordinadora Estatal y el Sindicato de Estudiantes llegaron a aceptar las ofertas de Maravall, aunque siguieron quejándose porque no se suprimía la selectividad.

En 1988, los sindicatos organizaron una huelga de 21 días (durante tres meses), secundada por casi todo el profesorado, que culminó con una marcha sobre Madrid que reunió a unas 100.000 personas de toda España. La suma de incidentes hizo dimitir al ministro de Educación, José María Maravall.

En los años noventa, las manifestaciones más numerosas fueron contra la subida de las tasas académicas, en 1996, -que llegó a sacar a la calle a 15.000 estudiantes de toda España- y la convocada por la Plataforma en Defensa de la Enseñanza Pública (formada por sindicatos, padres, profesores y estudiantes) el 17 de mayo de 1997, que congregó en Madrid a 50.000 personas en contra de la política educativa del PP.