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Entrevista:AGUSTÍN DÍAZ YANES | Director de cine y guionista

"Mi jefe político es Tony Blair"

Con 51 años y un hijo, estrena 'Sin noticias de Dios', su segunda película como director, que figura en la terna del cine español como candidata al Oscar a la película extranjera. Es sobrio, escueto y supersticioso a morir -huye del amarillo, fuma tabaco sin filtro antes de subir al avión-, y se confiesa claustrofóbico y amante de la lectura y las tertulias.

Pregunta. La nominación de su película mañana por la Academia, camino del Oscar, ¿sería tener noticias de Dios?

Respuesta. Absolutamente.

P. ¿Puede explicarme de qué trata el filme en diez palabras?

R. El bien y el mal son muy parecidos, intercambiables y poco recomendables.

P. Contado así, ¿cree que irá a verlo mucha gente que no sea de su familia?

R. Sí [ríe], espero que sí.

P. ¿El Altísimo se le ha manifestado durante el rodaje?

R. Se manifestó antes del rodaje, consiguiéndome a Victoria Abril y a Penélope Cruz.

P. 'Ir a Hollywood me asustaría muchísimo'. ¿Se lo come?

R. Lo dije exclusivamente porque me asusta mucho coger el avión y, sobre todo, ir a Los Ángeles, porque hay terremotos. Esa combinación me produce un cierto vértigo.

P. Casi es mejor entonces que no elijan la película.

R. No, hombre, no. Es mejor que la elijan. Ya pasaré el miedo.

P. ¿El filme lo vale, o pesaría, con vistas a Hollywood, la presencia de Penélope?

R. Pesa su presencia.

P. Ha logrado la vuelta a casa de las dos actrices españolas más internacionales. ¿Qué les da?

P. Desvele una manía de cada una de ellas.

R. De Penélope, el teléfono; de Victoria, las hierbas, las píldoras de ajo y lo naturista. De ambas, llegar tarde.

P. Dicen que en su filme copia planos de Gilda.

R. Copio planos de Scorsese, de Coppola, de Tarantino, de William Wilder, de Truffaut; de Gilda, un poco el ambiente.

P. ¿Cree que su musa, Victoria Abril, es Rita Hayworth?

R. Creo que Victoria es más bajita, pero mejor actriz.

P. ¿Ha descubierto qué es el bien y qué es el mal?

R. Es muy confuso. Me dediqué a leer mucha filosofía y mucho libro, pero no he sacado nada en limpio.

P. ¿En la guerra de Afganistán está triunfando el bien?

R. No me gustaría hablar de aquello en términos de bien y mal. El bien siempre es la democracia, y el mal, la tiranía.

P. Creo que su pasión británica le hace ir ciego por Tony Blair en este conflicto.

R. Como socialdemócrata que soy, mi jefe político es Tony Blair. Y Schröder, sí.

P. 'A mí me gusta El Padrino'. ¿Cuándo hará algo así?

R. Imposible. Nunca lo podré hacer. ¿Te acuerdas cuando, en Toro salvaje, Robert de Niro le dice a Joe Pesci: '¿Ves las manos que tengo? Son muy pequeñas. Y nunca podré combatir contra Joe Louis?'. Pues yo lo mismo.

P. ¿Es un tipo complicado?

R. Creo que no. Lo cual no es bueno. [Risas] Tener fama de complicado da mucho juego.

P. ¿Qué dice el manual de instrucciones para acceder a Díaz Yanes?

R. Muy pocas cosas: que sean educados, que sean puntuales y que sean buena gente.

P. ¿Qué encuentra en los toros?

R. Encuentro a mi padre, y toda mi infancia siendo él torero. Es lo que más me gusta.

P. 'Ser torero es la única y verdadera revolución'. ¿Se lo ha hecho mirar?

R. No. Es que a mí me parece que ser torero es lo mejor. Es una revolución personal, ser lo que nadie puede ser. Ser director de cine o periodista es una tontería: lo puede ser cualquiera.

P. Debe de ser duro para usted saber que nunca podrá ser torero ni hará El Padrino.

R. Que no sería torero lo descubrí muy pronto. Me duele a veces, aunque, desde que murió mi padre, cada vez menos. Y lo de hacer El Padrino, tampoco me preocupa mucho, porque ya lo ha hecho Coppola, y así lo veo.

P. El PCE fue su gran novia de juventud. ¿A qué amor equivaldría ahora?

R. A ninguno. Eso es irrepetible. Luchar contra Franco no se va a repetir, gracias a Dios.

P. Todo el mundo le quiere. ¿No le mosquea?

R. Seguro que tengo enemigos, porque todo el mundo los tiene. Pero sí es verdad que creo que mis amigos me quieren mucho.Y yo a ellos también.

P. ¿Y si mañana no pasara nada?

R. Pues no pasa nada. El mundo no va a cambiar porque a mí me nominen al Oscar o no. Es importante, pero no tan importante. Se estrenará la película, irá a verla más o menos la misma gente, y dentro de quince días todo el mundo se habrá olvidado de quién estaba nominado. La edad hace ser en eso más realista.

Agustín Díaz Yanes, fotografiado el miércoles en Madrid.
Agustín Díaz Yanes, fotografiado el miércoles en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

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