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LA CRÓNICA | Elecciones en Galicia
Columna
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Elecciones sin heredero

Los resultados gallegos vuelven a dejar el debate sobre la sucesión de Fraga en primer plano

Soledad Gallego-Díaz

Lo único que realmente interesa hoy día en Galicia es saber quién será, llegado el momento, el heredero de Manuel Fraga dentro del Partido Popular (PP). El resto del panorama político en la comunidad parece más o menos petrificado y ni tan siquiera son previsibles grandes tormentas en dos principales partidos que han resultado perdedores.

Casi existe más expectación por la reacción política en Madrid que en Santiago. El PP piensa que es un buen momento para lanzar una ofensiva crítica sobre el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y algunos miembros de la ejecutiva ya han preparado las líneas básicas del enfrentamiento. La victoria de Fraga puede ayudar, según los dirigentes populares, a compensar el desgaste del caso Gescartera.

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Los socialistas, por su parte, creen que sería una verdadera locura aceptar ese envite. 'Nadie en el partido considera ni ha considerado nunca que Galicia fuera un banco de pruebas para Zapatero', afirma un dirigente del PSOE. Partidarios y críticos de la línea del nuevo secretario general coinciden en afirmar que la nueva ejecutiva ha tenido 'mala suerte' con los primeros envites electorales a los que ha tenido que enfrentarse, País Vasco y Galicia, dos elecciones que no sirven de termómetro para calcular la relación de fuerzas PP-PSOE en el resto del país.

La ejecutiva no parece dispuesta tampoco a alentar críticas que puedan surgir contra Emilio Pérez Touriño. 'No podemos criticar su línea política, porque al menos Touriño tiene una, mientras que antes no podíamos decir ni eso', admite con resignación un veterano dirigente socialista. La tendencia, según este diputado, será pensar que el candidato se merece otra oportunidad.

Lo único que hubiera puesto en peligro la posición de Pérez Touriño hubiera sido que el Bloque Nacionalista Galego le hubiera dado otro gran mordisco al electorado socialista, lo que a la vista de los primeros resultados no parece que haya sucedido. Incluso es posible que los socialistas se hayan recuperado algo y vuelquen un escaño o dos en su favor.

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El enfado y la desesperación de muchos militantes socialistas gallegos, que ven cómo Fraga se mantiene con muy poco desgaste, se dirigirá más probablemente contra el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, al que un sector considera responsable de expulsar sistemática y voluntariamente del partido los votos de la izquierda más clásica. Pérez Touriño llegó a un acuerdo de no agresión durante la campaña, pero ahora ese acuerdo puede romperse por presión de un sector del PSdeG cada vez más indignado con el alcalde coruñés.

En el BNG es más posible que se produzca una marejada si llegara a perder su condicón de segunda fuerza. Es verdad que ésta es la cuarta ocasión en la que Xosé Manuel Beiras pierde unas elecciones frente a Manuel Fraga, pero también es cierto que lo que más le importa al Bloque es su relación de fuerzas con los socialistas. El BNG necesita atraer el voto de izquierda que piensa que si Manuel Fraga va a ganar, es mejor que se encuentre enfrente a Beiras y que no al propio PSOE. 'Para nosotros ha sido importante que Fraga ayudara a radicalizar al votante de izquierda', reconoce un diputado nacionalista.

La sucesión de Beiras queda así tan abierta como la de Fraga, en el sentido de que tampoco dispone de un sucesor evidente y de que no sería razonable suponer que pueda volver a presentarse dentro de otros cuattro años.

El 'incombustible' Fraga, como le llaman sus seguidores, se mostró ayer tan pletórico como durante la campaña, pero no pudo ocultar su cansancio ni su deterioro físico. Nada de esto le anima, sin embargo, a aceptar la más mínima sugerencia sobre la necesidad de encontrar un heredero o sucesor. Y nadie espera en el PP gallego, ni en el PP de Madrid, que una vez pasadas estas elecciones, sea más fácil pedirle que abra ese capítulo o iniciar algunas maniobras a sus espaldas.

Fraga, según algunos dirigentes del PP, no quiere ni oír hablar de ello y nadie está dispuesto a meterse en ese avispero. La ejecutiva nacional ha desistido, por el momento, de hacerle la menor sugerencia, según admiten algunos de sus miembros. Incluso el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, que es gallego y al que algunos han recurrido intentado implicarle en el proceso de sucesión, ha expresado públicamente su voluntad de mantenerse al margen

El presidente de la Xunta, que ya lleva 12 años en el cargo, parece también muy poco interesado en complicarse la vida abriendo una batalla por la sucesión en una organización que le sigue sin fisuras pero que está muy poco estructurada. Sin embargo, es probable que cada dia le sea un poco más dificil de mantener la ambigüedad, especialmente si su salud se resiente y los posibles candidatos no llegan a un acuerdo entre sí y con Madrid.

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