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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cibeles atascada

He vivido en Madrid los últimos 10 años y siempre me he considerado una temerosa del tráfico, en mis desplazamientos por el centro de la capital siempre trato de evitar en la medida de lo posible utilizar mi vehículo particular. Por varios motivos que incluyen aportar mi granito de arena para reducir la contaminación atmosférica, el nivel de contaminación acústica y, en mayor medida mantener mi salud mental. Y digo esto porque, al parecer, los responsables de nuestro bienamado Consistorio parece que planean las obras y mejoras de la ciudad cual jugador del famoso tetris en el cual aparecen unas fichas del cielo y se van colocando, según caen, como buenamente se pueda.

En las escasas ocasiones en que me he visto obligado, por tener que recoger a mi abuela, llevar algún bulto pesado, o cualquier otra causa de fuerza mayor, a pasar por el eje Puerta de Alcalá, Cibeles, Gran Vía, me he visto en más de una ocasión, y normalmente coincidiendo con la celebración de algún encuentro deportivo, manifestación y / o protesta, con una glorieta de Cibeles completamente atascada.

Hasta ahora, era fácil llegar a tal situación, por un motivo inicial los conductores a veces no tenemos dos dedos de frente y pensamos que la norma de 'no introducirse en una intersección si existe la posibilidad de quedarse parado en ella y obstaculizarla' es para aquel ancianito del quinto que coge el coche los domingos por la tarde. ¿Qué sucede? Pues que los coches que entran de cualquiera de las calles que confluyen en la glorieta se quedan atascados, impidiendo la salida de los que vienen por su izquierda que se quedan atascados, impidiendo la salida de los que vienen por su izquierda que, de nuevo, se quedan atascados y así se llega al temido 'abrazo mortal' en el que todas las direcciones de circulación se bloquean. En todas las situaciones han llegado a pasar más de 40 minutos hasta que un equipo de la Policía Municipal, compuesto de uno o dos agentes, ha ido a poner orden o desorden a la situación (si a esto le sumamos que en la glorieta hay numerosas paradas de la EMT tenemos ingredientes para el potaje semanal).

Pues ahora, no contentos con no solventar este problema, el bienamado alcalde, para poner fin a las quejas que había acerca del paso de peatones subterráneo, ha decidido colocar semáforos en las salidas de la glorieta por la calle de Alcalá (sentido Sol) y paseo del Prado (sentido Atocha). Conclusión: ahora la plaza no se bloquea sólo por los conductores, sino que hay una luz roja brillante que les impide salir de la glorieta cuando el semáforo anterior se pone verde.

Entiendo que el problema del subterráneo era grande, pero me imagino que si el subterráneo se puso ahí sería en aras de un bien mayor. Ahora bien, si el subterráneo se ha convertido en un lugar peligroso, sucio y maloliente, quizás deberíamos preocuparnos de que dicho lugar sea arreglado poniendo, al igual que en las galerías del Metro, personal de limpieza y seguridad y no colocar otro semáforo en superficie que perjudique seriamente la circulación, no sólo de vehículos privados, sino de los numerosos taxis y autobuses que sortean la Cibeles cada hora.

Soy una persona propeatón, pero creo que hay que pensar un poco con la cabeza y pensar un poco en los demás.

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