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Columna
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Qué cruz

A punto de quedar liquidada la campaña de la renta, se ve que ahorramos tinta al rellenar el impreso. Las ONG publican anuncios conminándonos a declarar nuestra solidaridad a través del IRPF, aunque no olvidan advertir que es compatible con destinar una parte también a la Iglesia. (Sospecho que tal espíritu proclive al reparto no fue recíproco cuando la que postulaba era la Conferencia Episcopal, y eso que por cada cuatro contribuyentes suyos sólo uno marca la casilla de Otros fines de interés social).

Pero es que también se quejan los obispos, considerando un fracaso del impuesto religioso que algunos les nieguen ese pellizco del 0,5239% de la cuota para sostener el clero y el culto. En un país donde el 85% se dice católico -al menos de bautizos, comuniones, bodas y entierros-, menos de un tercio de los paganos se retratan marcando la opción confesional con una cruz ( ni latina ni griega, ni papal ni flordelisada: la celiana cruz de San Andrés, en aspa decussata). E interpretan los prelados: 'Es como preguntar a quién quieren dedicar los impuestos: a los pobres o a los curas'. Pero no dicen que el daño resulta finalmente más espiritual que material, porque las ONG religiosas mojan aparte (no digo que no lo merezcan); porque papá Estado garantiza a la Iglesia unos ingresos mínimos que complementen esos miles de millones (de nuestros bolsillos, de dónde si no); y porque además se subvencionan colegios, profesores de religión al gusto, y los salarios de cientos de capellanes con diferentes destinos civiles y militares.

Buenas fuentes me cuentan que declarantes con la casilla en blanco se arrepienten a la hora de inscribir a los retoños en el colegio religioso, y como es sabido que te escarban hasta en los tributos, llegado el momento simulan una X piadosa donde antes no había nada: milagro del programa Padre que envía al Espíritu Santo para poder matricular al Hijo.

Además también estamos los irredentos, resistiéndonos a que con nuestros mil durillos de nada, por nuestra sencilla cruz, se financien algunos ciertas cruzadas.

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