_
_
_
_
_
Reportaje:

Un hombre de hierro para Nueva York

El dueño de la agencia Bloomberg aspira a la alcaldía por el Partido Republicano

Enric González

Nueva York, dicen, es una ciudad que necesita disciplina para no hundirse en el caos. Rudy Giuliani ha sido pródigo en dureza durante los últimos ocho años, pero en noviembre alcanza el límite de mandatos y se marcha. Los candidatos a sustituirle ya están en sus puestos de salida, y uno de ellos no sólo se proclama sucesor espiritual de Giuliani, sino que desea ir un poco más allá: Michael Bloomberg propone, al parecer, disciplina máxima y en su modalidad inglesa.

Pocas veces se habrá estremecido como ayer la supuesta veta masoquista de los neoyorquinos. A las seis de la mañana en punto, en los canales de mayor audiencia, apareció un tipo enfurruñado y en mangas de camisa que hablaba mirando fijamente a la cámara: 'Un alcalde fuerte en la ciudad de Nueva York siempre ha marcado la diferencia. Hoy el crimen se ha reducido. Nueva York va bien. Me llamo Mike Bloomberg y aspiro a la alcaldía para construir sobre lo que ya se ha conseguido, no para arruinarlo'.

Los demás candidatos proponen lo contrario: dar un respiro a la ciudad después de 8 años de corsé y látigo
Más información
Bloomberg será el candidato republicano en la pugna para suceder a Giulani

En Nueva York, y en casi todas las ciudades donde las urnas desempeñan alguna función, los candidatos procuran entrar oficialmente en campaña rodeados de gente, en una fiesta o en un acto cívico, entre sonrisas. Bloomberg, no. El 'candidato-holograma', como empieza a llamarle la prensa popular, puso en marcha el bombardeo de anuncios (una repetición continua de la frase 'un alcalde fuerte', etcetera), que durará tres días y alternará el inglés y el español, pero no se molestó siquiera en quedarse en la ciudad. Se fue a Princeton, en el vecino Estado de Nueva Jersey, para asistir a la graduación de una de sus hijas. Si los neoyorquinos quieren autoridad y desdén, ahí lo tienen.

Resulta curioso que Bloomberg haya adoptado el estilo dominatrix en su primera incursión en la política, ya que siempre fue demócrata y sólo se dio de baja en el partido, el año pasado, cuando comprobó que en la izquierda sobraban precandidatos y en la derecha no había. La apuesta, sin embargo, es clara: quiere heredar los votos y las formas del ex fiscal Rudy Giuliani, mientras todos los demás aspirantes proponen más bien lo contrario, es decir, dar un respiro a la ciudad después de ocho años de corsé y látigo.

Bloomberg cuenta con dos ventajas iniciales: puede atraerse el importante voto judío (la cuestión étnica pesa siempre, aunque resulte feo admitirlo en público) y, sobre todo, nunca se le terminará el dinero. Según la revista Fortune, el patrimonio de Michael Bloomberg ronda los 4.000 millones de dólares, unos 780.000 millones de pesetas.

Nadie sabe exactamente qué empuja a un empresario que ha conquistado Wall Street a lanzarse a la carrera política. Él sólo ha ofrecido explicaciones vagas: 'Poseo las virtudes necesarias para dirigir la mayor ciudad de Estados Unidos', dice. O también: 'Nueva York es la capital del mundo y es el lugar donde la política tiene efectos más directos: uno toma una decisión por la mañana, la aplica por la tarde y observa los resultados al día siguiente'. Quizá la razón haya que buscarla en el carácter del personaje y en su necesidad de crearse metas.

En los años setenta era el ejecutivo estelar de Salomon Brothers, el 'rey de los bonos' en Wall Street. Pero en 1981, con 39 años, una revuelta interna le dejó en la calle, en paro y cargado de millones. Otro se habría dedicado al golf, pero Bloomberg quería más dinero. Tenía una idea y se la propuso a la firma Merrill Lynch, que le apoyó en su plan de instalar 20 terminales de información económica en tiempo real. La competencia era de alivio, Reuters y Dow Jones, nada menos. Pero Bloomberg triunfó. Bloomberg LP es ahora una agencia de noticias con cobertura mundial y unos ingresos anuales estimados en 2.300 millones de dólares.

El hombre tiene carácter. El año pasado, una banda de piratas informáticos basada en Kazajstán intentó chantajearle, con la amenaza de destruir su red de distribución de noticias; Bloomberg acabó con ellos. Sus rivales ahora son menos temibles, políticos profesionales todos, sometidos durante años al terror de Giuliani y sin apenas carisma: Peter Vallone, presidente del Parlamento municipal; Mark Green, defensor del ciudadano; Alan Hevesi, censor de cuentas de la ciudad, y el hispano Fernando Ferrer, presidente del Bronx. Ése es el grupo demócrata. Un republicano (también ex demócrata), Herman Badillo, le disputa tímidamente al magnate la nominación del partido. Bloomberg afirma que no se molestará en hablar con sus rivales. 'Hablaré directamente con los ciudadanos', promete. De momento, lo hace continuamente, desde la televisión: 'Un alcalde fuerte'.

Michael Bloomberg, el 30 de mayo en una escuela de Nueva York.
Michael Bloomberg, el 30 de mayo en una escuela de Nueva York.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_