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Un detective reconoce que hay dos sospechosos en el 'caso Martínez'

El forense cambió datos por la presión policial

Peter Raben y David Parry, los abogados de Martínez, derrotaron una y otra vez a la acusación.

Con la declaración del detective Mike Conigliaro, la fiscalía de Florida quiso comenzar a disparar contra Martínez, al que sigue acusando de las muertes de Douglas Lawson y Sherrie McCoy-Ward y para el que ahora pide cadena perpetua. Conigliaro fue el policía de la Oficina del sheriff de Tampa que detuvo a Martínez después de que Sloane Millian, la ex esposa del español, denunciase que él le confesó ser el autor del doble homicidio. Pero el brillante interrogatorio de Parry consiguió volver a favor del acusado el testimonio de Conigliaro.

Primero, Parry le hizo reconocer indirectamente que se aferró a la denuncia de Sloane porque necesitaba cerrar rápidamente el caso . El padre de Lawson era compañero de Conigliaro, ni más ni menos que el jefe del departamento de pruebas de la Oficina del sheriff, y presionaba para la pronta detención de alguien. Luego Conigliaro tuvo que aceptar que durante tres meses trabajó con la hipótesis de que las muertes tuvieron lugar el 28 de octubre de 1995. Sólo tras la detención de Martínez, a fines de enero de 1996, Conigliaro fechó el doble homicidio en la noche del 27 de octubre, para la que el español no tenía una clara coartada y a la que la fiscalía se agarra como un clavo ardiendo. Parry preguntó directamente al policía: "¿Es correcto afirmar que incluso ahora usted tiene dudas sobre si el suceso ocurrió el 27 o el 28?" Conigliaro respondió: "Es correcto".

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Entonces el abogado recordó a Conigliaro que éste investigó a dos delincuentes de Florida como posibles culpables: los hermanos Suggs, que en diciembre de 1995 aparecieron en un diario local como miembros de una peligrosa banda. Al ver las fotos, Barbara McCoy, madre de la víctima femenina, informó al detective de que había visto a los Suggs en la casa de Sherrie la última vez que la vio viva.Conigliaro reconoció que investigó muy seriamente la posibilidad de que los Suggs fueran los asesinos, pero abandonó esa pista cuando, en enero de 1996, Sloane delató a su ex esposo. Parry preguntó entonces: "¿Es correcto afirmar que, si no fuera por la detención de Martínez, no podríamos descartar a los Suggs como sospechosos de este crimen?" Y, tras una pausa, llegó la explosiva respuesta del detective: "Es correcto".

Por la mañana, Lee Miller, el forense que hizo las autopsias, declaró que en su primer informe situó la muerte de Lawson y McCoy-Ward entre el 28 y el 30 de octubre de 1995. Luego, una vez detenido Martínez, cambió la fecha al 27 de octubre. Lo hizo, confesó, a petición de la policía.

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Los defensores también consiguieron que el juez impida a la fiscalía exhibir ante el jurado las fotos de los cadáveres y sus autopsias. Este truco, empleado en el primer juicio contra Martínez, en el que fue condenada a muerte, siempre predispone a los miembros del jurado contra el acusado.

Lo que la ex esposa de Martínez pueda declarar es un misterio. Si se retracta, podría ser acusada de cometer perjurio en el primer juicio, lo que conllevaría cárcel y pérdida de la custodia de sus dos hijas. Pero si no lo hace, Raben utilizará en su contra el vídeo de unas declaraciones de Sloane a la cadena catalana TV3, en las que reconoce haber delatado a su marido movida primero por los celos y luego por la presión de Conigliaro.

El abogado Peter Raben conversa con la madre de Martínez, Sara Pérez, en Tampa.
El abogado Peter Raben conversa con la madre de Martínez, Sara Pérez, en Tampa.EFE

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