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LA CRISIS EN ORIENTE PRÓXIMO

El mundo árabe pide protección internacional para los palestinos

Bush propone que EE UU vuelva a la mediación tras el fin 'incondicional' de la violencia

Dentro de esta 'ofensiva diplomática', los ministros de Exteriores de varios países árabes se entrevistarán con representantes de Rusia y Estados Unidos, a los que no sólo relatarán su postura, ya conocida, sobre el conflicto, sino que les advertirán de las consecuencias que puede tener en caso de no encontrar una solución satisfactoria.

Mientras, por primera vez en sus cuatro meses en el poder, George W. Bush y Colin Powell estaban ayer verdaderamente preocupados por los sucesos en Oriente Próximo. Conscientes de que lo que comenzó como una protesta popular palestina reprimida a tiros por los israelíes se ha transformado en una guerra campal, el presidente de EE UU y su secretario de Estado exigieron 'el fin incondicional de la violencia' y se declararon dispuestos a que EE UU recupere un papel activo en el conflicto e intente devolver a las partes a la mesa de negociaciones.

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Bush y Powell no fueron tan lejos como Kofi Annan, el secretario general de la ONU, que condenó como 'desproporcionada'-al igual que la UE- la respuesta israelí al atentado del suicida palestino en Netania, pero su irritación alcanzaba por igual a Yasir Arafat y Ariel Sharon. Tras sostener en la noche del viernes una tensa e infructuosa conversación telefónica con Sharon, Powell reconoció que Washington no tiene ninguna fórmula para detener la escalada de violencia. Eso sí, Washington, subrayó Powell, apoya 'por completo' el informe elaborado por el ex senador demócrata estadounidense y ex mediador en Irlanda del Norte George Mitchell. Ese informe pide que Israel suspenda la provocadora creación de nuevos asentamientos judíos en territorios palestinos y que las dos partes proclamen de inmediato un alto el fuego.

Que Bush y Powell consideran que Yasir Arafat no hace lo suficiente para calmar las aguas ya era sabido; lo nuevo es su enfado con Sharon. Powell, según fuentes de su departamento, concluyó con 'una gran frustración' su conversación telefónica con el primer ministro israelí, al que instó en vano a moderar la respuesta al atentado de Nentania. 'Estamos atrapados en este ciclo de violencia, y, si yo tuviera algún modo de ayudar, con algún encuentro o alguna conferencia, lo haría de inmediato', declaró a la prensa un Powell descompuesto como nunca en sus cuatro meses en el cargo.

A la gravedad en sí de los sucesos, el Gobierno republicano añade el hecho de que están triturando sus planes para Oriente Próximo. Tras las frenéticas e inútiles gestiones a favor de la paz de Bill Clinton, Bush arrancó con la idea de colocar el conflicto israelo-palestino en un segundo plano, aplicando la filosofía de que un problema que no tiene solución no es un problema, sino un hecho al que hay que adaptarse. En cambio, deseaba concentrarse en reactivar las relaciones de EE UU con los llamados 'países árabes moderados' como Egipto, Arabia Saudí y Kuwait, y reforzar la presión internacional sobre el Irak de Sadam Husein.

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Matanzas cotidianas

Pero con matanzas cotidianas en Tierra Santa y las opiniones públicas árabes estremecidas, ningún dirigente de El Cairo o Riad puede permitirse esta política del avestruz. Y europeos y rusos no están nada convencidos de que el principal problema en Oriente Próximo sea Irak. Así que el Gobierno republicano se ha visto obligado a fijar su atención en la atroz guerra de desgaste entre israelíes y palestinos, y está dispuesto a recuperar un papel de mediación activa. 'En nombre de EE UU, pido el cese incondicional de la violencia', declaró ayer Powell. Si esto ocurre, Washington podría convocar a las partes a la mesa de negociaciones. 'Tenemos que cortar este ciclo de violencia para comenzar discusiones serias sobre algún tipo de acuerdo político', señaló Bush el viernes. Esta vez no sería el presidente, como ocurrió con Clinton, el que llevaría el asunto directamente, sino el secretario de Estado. Mientras que Madeleine Albright le dejó a su jefe el expediente de Oriente Próximo, Bush se lo ha atribuido a Powell.

Mujeres palestinas lanzan piedras a soldados israelíes ayer en la ciudad de Nablús, en Cisjornia.
Mujeres palestinas lanzan piedras a soldados israelíes ayer en la ciudad de Nablús, en Cisjornia.REUTERS

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