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Un clásico envuelto en polémica | FÚTBOL
Columna
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Robar o ganar

Ramon Besa

Por norma confundido, y a veces más dividido de lo que parece, el barcelonismo ha encontrado una vía de escape a su mal humor y un punto de encuentro en el partido de Madrid. Un error arbitral clamoroso le ha permitido identificar al enemigo en campo contrario y argumentar un discurso propio ya conocido. Para muchos aficionados azulgrana, Losantos Omar es la reencarnación de Guruceta; Aznar y el dedo pulgar con el que escenificó y pronosticó la caída del Barça supone la reinstauración del nacionalespañolismo; Florentino Pérez aparece como un presidente que goza del mismo consentimiento gubernamental que Bernabéu, y Gaspart representa el papel de barcelonista bonachón y superado que defendió Agustí Montal, hijo.

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No es demagogia, sino que hay otros detalles que avalan cuán cómodo se siente el Madrid y mal puesto el Barça, como la presencia del Rey en el partido que el Lazio jugó en Chamartín; las declaraciones del alcalde de Madrid sobre el extranjerismo del Barça; la desmesura de Mendoza al calificar de 'chorrada' que el Barça representa a Cataluña; el inventario que asegura que el Madrid lleva un año sin que le expulsen un jugador; o la transformación de Figo. El portugués ha dejado de ser un futbolista universal para convertirse en un personaje provinciano. Ha cambiado de club, y con el traspaso ha mudado la piel. No se entiende si no cómo desde hace un tiempo diferencia entre prensa catalana (como si toda fuera una revista del Barça) y española. El de Figo es un discurso que legitima la denuncia de la directiva del Barça, que se ha apropiado de un partido y de un error arbitral que pertenece al equipo.

A los futbolistas del Barcelona se les puede recriminar muchas cosas, como su facilidad para clasificar los partidos. Antes de viajar a Málaga o a Santander ya anunciaban que iban a tener problemas, de la misma manera que aventuraron que podían ganar en Madrid. Los grandes encuentros parecen apetecerles más que los pequeños, y prefieren la victoria al campeonato. En respuesta a quienes les situaban en el matadero, los azulgrana se rebelaron con valentía y se reinvindicaron al tiempo que desmitificaban al Madrid, cuya actuación en A Coruña ya había sido sospechosa.

Pero el mismo valor que tuvieron para enfrentar al Madrid y la razón que se les concede para declararse ganadores deberían utilizarlos también para auscultarse y saber el porqué de derrotas tan inexplicables como el empate del sábado. Y la directiva haría igualmente bien en contagiarse de la gallardía del equipo en lugar de caer en el victimismo y utilizar un error ajeno para justificar fallos propios tanto en la administración como en la planificación del club.

Más que patalear y despotricar contra Madrid y el Madrid, como años ha, convendría aumentar el peso del club en la gestión del fútbol, fomentar la autoestima y encontrar respuestas a la adversidad. Una equivocación de un juez de línea puede justificar un resultado y hasta cierto punto fomentar la especulación en busca de contextualizarlo, pero no debe servir de paraguas de un club. El drama del barcelonismo sería que le fuera mejor un robo arbitral que una victoria en Madrid, signo inequívoco de que el Barça no crece, sino que encoge. A los males, remedios y no puñaladas.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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