El Museo Picasso aumentó su fondo en 2000 con tres obras precubistas del artista

Ferran Mascarell, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, reclamó ayer en la presentación de estas adquisiciones el apoyo de las administraciones estatal y autonómica para aumentar los fondos del museo, que, afirmó, se está haciendo de 'manera lenta, pero con muy buen criterio, porque de lo que se trata es de mejorar la colección que ya tiene el centro'. En este sentido, Mascarell pidió 'un poco de ayuda'. 'Éste no es un museo local, aunque sea de gestión municipal, sino que deberían entender que tiene una proyección nacional e internacional que debería interesar a todos', afirmó. En este sentido, pidió que se tuviera en cuenta al museo tanto en lo que se refiere a las compras directas de obras que realiza o gestiona el Ministerio de Educación y Cultura como para que se depositen en el centro posibles obras picassianas que se incoporen al patrimonio nacional mediante el sistema de dación o pago de impuestos. Mascarell señaló que en breve volverán a establecer contactos con los responsables ministeriales para exponerles el tema.

También reclamó la colaboración de la Generalitat, que nunca ha ayudado al museo, y apuntó, entre otras, la posibilidad de que la institución se incorporase a una asociación de amigos del museo que, también con participación privada, tendría como objetivo incrementar los fondos del centro. El Ayuntamiento de Barcelona ha realizado una apuesta fuerte por el Museo Picasso, que anualmente cuenta con más de un millón de visitantes. En abril comenzará la última fase de remodelación de su sede, situada en cinco palacios medievales, lo que permitirá reordenar su colección, integrada por unas 3.500 obras. Esta inversión final será de 600 millones, que se suman a los 460 que se gastaron en la remodelación de las nuevas salas de exposición temporal, inauguradas en 1999.

Las obras adquiridas son de carácter menor, teniendo en cuenta la cotización de las obras de Picasso en el mercado. No hay grandes óleos, pero sí suponen, según la directora del centro, María Teresa Ocaña, una valiosa aportación al conocimiento de la obra del artista en su periodo precubista, el más representado en el museo barcelonés.

La obra más antigua de las adquiridas pertenece todavía a la época azul. Se trata de Mujer y niño cerca de un velero, un dibujo a tinta sobre papel de 1903 que Picasso realizó en Barcelona junto a otros estudios preparatorios para una gran composición que no llegó a materializar. Este dibujo es el más completo de entre los que integran la serie y se exhibe junto a otros dos propiedad del museo de carácter más esquemático. El museo lo adquirió, por 32 millones de pesetas, el pasado mes de noviembre a un coleccionista privado.

El 'Carnet catalán'

El Carnet catalán, realizado por Picasso durante su estancia en la población catalana de Gòssol en el verano de 1906, junto a Fernande Olivier, es posiblemente la pieza más significativa de las adquiridas, ya que el museo no cuenta con obras de este periodo de transición que desembocó en el cubismo. Consta de 70 páginas con dibujos y anotaciones en los que hay desde esbozos para pinturas conocidas a caricaturas, retratos de campesinos y escritos. El museo había intentado adquirir esta pieza en la subasta de obra de Dora Maar en 1998, pero no pudo alcanzar el precio de puja. Finalmente, consiguió adquirirlo a un coleccionista privado por 49,9 millones de pesetas.

Algo parecido sucedió con la escultura Cabeza de mujer, también de 1906. El museo intentó pujar sin éxito en la subasta organizada por la galería Kornfeld, de Berna. Un coleccionista privado ofreció la misma pieza, en una edición en bronce realizada por el marchante Ambroise Vollard, por un precio final de 95 millones de pesetas. Al igual que el Carnet catalán, esta escultura refleja el cambio de intereses del artista desde el clasicismo inicial a una búsqueda del esquematismo y la geometrización que caracterizará su época cubista.