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El PP derriba al GIL del Ejecutivo de Ceuta con el apoyo de cinco tránsfugas

Carlos E. Cué

El experimento del GIL en las ciudades norteafricanas españolas se ha derrumbado del todo. Primero sucedió en Melilla, y ayer en Ceuta, donde el PP pagó a Antonio Sampietro (GIL) con su misma moneda: le arrebató el Gobierno de la ciudad autónoma mediante una moción de censura apoyada por cinco tránsfugas gilistas. El tenso pleno municipal que censuró al Gobierno del GIL y eligió a Juan Vivas (PP) nuevo alcalde-presidente por 17 votos frente a 7 estuvo dominado por los insultos, las amenazas e incluso los conatos de agresión entre miembros y ex militantes del GIL.

Sampietro no se molestó en desmentir las acusaciones de despilfarro y robo: se limitó a replicar que los cinco tránsfugas que ahora entrarán en el Gobierno han participado durante un año y medio en esas prácticas que ahora denuncian.

Cuando ya se habían cruzado insultos y la tensión crecía por minutos, el vicepresidente Manuel de la Rubia acusó al tránsfuga Francisco Torres de haber colocado a un cuñado en una empresa municipal. Torres le replicó: 'Sinvergüenza, fascista, a la salida te espero'. Tuvieron que sujetarle.

La sesión se convirtió en una pelea entre ex compañeros del GIL -una amalgama de ex socialistas, ex PP y personajes conocidos de Ceuta-. Y en ese pleno, los teóricos protagonistas, el Partido Popular y los musulmanes del PDSC, que ahora acceden al poder, fueron meros convidados de piedra hacia los que Sampietro y De la Rubia mostraban cierto respeto, como si la bronca no fuera con ellos. Y es que no ha sido el PP, sino los tránsfugas del GIL, y especialmente Aida Piedra, la que fuera secretaria personal y mujer de absoluta confianza de Sampietro, quienes le han echado de la presidencia. Aunque el popular Juan Vivas se explayó en detallar el despilfarro del GIL en el año y medio en que ha gobernado, Sampietro y su principal colaborador, Manuel de la Rubia, no se dedicaron a defender su gestión sino a casi admitir ese despilfarro pero atribuyéndoselo a los tránsfugas: '¿Despilfarro? Pero si Simarro [líder de los ex gilistas] se gastó siete millones en hacerse un despacho porque quería ponerse una duchita...'

El PP gobernará ahora con sus ocho diputados, los cinco tránsfugas del GIL y los tres representantes musulmanes. El diputado del PSOE apoyó la censura pero no entrará en el Ejecutivo. La acusación fundamental del PP, repetida ayer, es que con el GIL han 'volado' los 30.000 millones del presupuesto de Ceuta en asesores traídos de Marbella, sueldos millonarios y comisiones por estudios de proyectos irrealizables, como el aeropuerto sobre el mar al estilo del de Hong Kong. Vivas, el nuevo presidente electo -la toma de posesión se realizará el próximo sábado- admite que los ex gilistas han sido copartícipes de esa gestión pero necesita confiar en ellos, porque si no hubiera contado con ellos no habría ganado la moción de censura.

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