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Un fallo del filtro disparó el nivel de dioxinas de la incineradora

El origen del alarmante aumento del nivel de dioxinas registrado en uno de los tres hornos de la incineradora de Valdemingómez, que permanece cerrado por orden del Gobierno regional desde el pasado 25 de enero, estuvo en un fallo de uno de los filtros de carbón activado que depuran las emisiones de la instalación. Ésa es la conclusión principal del informe elaborado por el Ayuntamiento, hecho público ayer, en el que se analiza el funcionamiento de la planta, que quema cada día 900 toneladas de basura de las 3.600 que produce la capital.

La Comunidad de Madrid decretó la clausura de uno de los tres hornos de Valdemingómez tras comprobar que, en una medición realizada el 12 de diciembre, la incineradora había lanzado a la atmósfera 1,4 nanogramos de dioxinas (sustancias tóxicas) por metro cúbico de aire, 15 veces más de lo permitido por la ley. Asimismo, encargó al Ayuntamiento un informe que aclarase las causas de ese aumento.

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Valdemingómez rebasó el límite de dioxinas sólo durante cuatro horas, según el Ayuntamiento

Los técnicos municipales han llegado a una conclusión: una válvula atascada bloqueó la entrada de carbón activo en uno de los filtros, de manera que las emisiones y humos de la incineradora salieron al exterior sin atravesar esta barrera purificadora.

El fallo se detectó el mismo día en el que se produjo, y fue subsanado de inmediato, según explicó el concejal de Medio Ambiente, Adriano García-Loygorri, ya que los filtros de los hornos de la planta de residuos se revisan cada cuatro horas. Por eso, una medición realizada por los técnicos municipales el día 19 de diciembre arrojó unas cifras de emisión de dioxinas que se encontraban dentro de la normalidad.

Aunque el Ayuntamiento da por aclarado el incidente y ha aumentado las medidas de seguridad en la planta de residuos, aún queda un trámite para que el horno clausurado vuelva a quemar basuras. El Consistorio ha remitido el informe a la Comunidad de Madrid, que, tras examinarlo, debe decidir si la planta está en condiciones de volver a funcionar a pleno rendimiento y no a un tercio de su capacidad, como hasta ahora.

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