_
_
_
_
_
Reportaje:

Pero ¿qué es 'Eso'?

Las expectativas sobre un misterioso invento aún no presentado levantan millonarias especulaciones en EE UU

Es Eso o, dicho en inglés, It, también conocido por su nombre en clave: Ginger. Es tan secreto y revolucionario que la Harvard Business School Press ya ha desembolsado 250.000 dólares para dedicarle un libro en el año 2002. Es el misterio que más rumores está desatando en la comunidad científica norteamericana, la última creación de Dean Kamen, el inventor que ha dado al mundo la silla de ruedas todoterreno o la bomba portátil de insulina. Total, que nadie sabe realmente si It nos acercará a la teleportación o se quedará en uno de esos cotilleos desmesurados que luego se desinfla ante la cruda realidad. Timo especulativo o descubrimiento sin precedentes, Eso hace correr ríos de tinta.

Más información
Un inventor presenta un nuevo medio de transporte que "revolucionará el mundo"
El futuro llega en patinete

La noticia empezó a circular la semana pasada, cuando el magacín de Internet Inside.com reveló que DEKA, la empresa del multimillonario Kamen, había llegado a un acuerdo con el editor de Harvard Press, Steve Kemper, para escribir un libro sobre el famoso y desconocido invento por una suma más que considerable para la venerable institución. Inside.com describía al It como 'una alternativa a los productos que son sucios, caros, a veces peligrosos y a menudo frustrantes, especialmente para la gente en las ciudades. Cabe en una bolsa y se puede montar con un destornillador. Afectará profundamente nuestra forma de vivir'. Palabras mayores.

El mundo, tal y como lo conocemos, iba a tener que adaptarse a It. En un breve resumen de su libro, Kemper anticipó que 'las ciudades, los legisladores, las grandes compañías comerciales y los presidentes de universidades tendrán que pensar en cambiar para poder utilizar Ginger'.

De la noche a la mañana, Eso se convirtió en la estrella de las tertulias: Larry King, de la CNN, le dedicó una hora; el Today show, el primer programa matutino de la televisión norteamericana, se lanzaba en conjeturas sobre sus repercusiones sobre la humanidad o lo increíble de una campaña de publicidad bien montada. Nadie sabía (ni sigue sabiendo) exactamente de lo que estaba hablando.

La popularidad de Ginger tuvo unos buenos padrinos. Jeff Bezos, el creador y presidente de la librería cibernética Amazon.com, uno de los poco iniciados en el misterio, dijo: 'Es tan revolucionario que no tendrá problema en venderlo; el problema es: ¿estará permitido utilizarlo?'. Steve Jobbs, fundador de Apple, otro de los pocos en haber visto Ginger, tampoco ocultó su entusiasmo, asegurando que ciudades enteras se construirán en torno al invento.

Pero ¿qué es Eso? La descripción de la patente, 'vehículo de movilidad personal', lo especifica como 'un tipo de transporte que puede llevar a individuos sobre una superficie incluso irregular'. Los primeros esbozos que han salido en la prensa muestran algo muy parecido a un escúter, como esos que arrasan últimamente por las calles de Europa y Estados Unidos, una especie de aspiradora volante, un Hovercraft personal, una versión más elaborada de la famosa silla de ruedas todoterreno de la factoría DEKA, la iBot, que puede subir escaleras y moverse por cualquier parte. No se sabe nada sobre si funcionará con gasolina sin plomo o con un vaso de vodka.

Kamen no ha querido ser más específico. 'Nuestro proyecto está en desarrollo, pero, por los requisitos de confidencialidad con nuestro cliente, no podemos dar más detalles'. Lo único que ha dejado caer es que costará unos 2.000 dólares (algo menos de 400.000 pesetas) y que podrá montarse en unos diez minutos.

Lo malo es que los rumores han ido un poco más allá de lo esperado. La comunidad tecnológica norteamericana está tan hambrienta de buenas noticias, después de sus recientes descalabros en la Bolsa, que se agarra a cualquier cosa para retomar confianza. A principios de esta semana, Kamen tuvo que desinflar la burbuja de especulaciones asegurando que It era revolucionario, pero no tanto. 'Tenemos un proyecto esperanzador, pero no de una naturaleza tan increíble como se ha venido diciendo'.

Aun así prefiere no desvelar más detalles. Kamen ha esgrimido otra razón para mantener el secreto: teme las represalias de la industria, aunque no especifica de cuál. Al ver el producto, la del automóvil parece de las más directamente afectadas. 'Podría utilizar sus recursos masivos para poner obstáculos contra nosotros o, peor aún, simplemente apropiarse de la tecnología montando un equipo de ingenieros que nos adelanten y miles de empleados que lo puedan producir'. ¿Paranoia?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_